No soy persona de tener discusiones ni conflictos pero sí de manifestar en cada momento lo que pienso, sobre todo, cuando estoy entre amigos. Esto jamás me creó ningún problema con nadie.
Aún habiendo (como es normal) diferencias de criterios, siempre se acepta bien lo que digo porque, aunque aún tengo abuela, diré que me considero y se me considera una persona que defiende bien lo que piensa, quizás con vehemencia pero jamás con soberbia, nunca faltando al respeto a nadie y muchas veces corriendo el riesgo de estar equivocada. Esto último sin lugar a dudas.
Aún habiendo (como es normal) diferencias de criterios, siempre se acepta bien lo que digo porque, aunque aún tengo abuela, diré que me considero y se me considera una persona que defiende bien lo que piensa, quizás con vehemencia pero jamás con soberbia, nunca faltando al respeto a nadie y muchas veces corriendo el riesgo de estar equivocada. Esto último sin lugar a dudas.
Pero también creo que la libertad de pensamiento es de los pocos reductos que todo el mundo tiene y que absolutamente nadie puede juzgar. Nadie puede enfadarse porque pensemos de una determinada manera.
En mi opinión, discutir es un arte también, y pocas personas (entre las que no me incluyo) lo dominan. Las discusiones son eso: exponer diferentes puntos de vista, contrastar, rebatir sin separar y, menos aún, sin poner puntos en las relaciones del tipo que sean.
Pero bien, si llegado un punto de no entendimiento después de una discusión uno pide sinceras disculpas por si en algo se hubiera podido exceder o algo hubiera llegado a molestar y, por contra, lo que recibe por respuesta es silencio, la humillación que se siente es de tal calibre que lleva a uno a plantearse si realmente vale la pena hablar.
Más que el motivo de la discusión en sí, lo que me disgusta especialmente es la actitud que algunas personas adoptan tras la misma, porque su silencio me lleva a concluir que de nada han servido mil conversaciones, encuentros y detalles mutuos anteriores, siendo muy decepcionante comprobar que te crees "alguien" y ya no lo eres o, lo que es peor, descubres que nunca lo fuiste.
Casi nunca nada es tan grave como para no aceptar unas disculpas de una persona que tiene el meditado y generoso gesto de solicitarlas y de solucionar un entuerto.
No se trata de un "tienes razón" pero qué pocas personas en este mundo no merecen escuchar un "sí", un "no", o un "necesito pensarlo".
Bueno, creo que voy a dejar la escritura para otro momento porque, a este paso, llegaré tarde a la fiesta (-en qué mala hora acepté la invitación porque intuyo que ÉL también irá y su presencia me resultará incómoda-).
Nada más llegar, echo un vistazo general a la sala y, cual radar, le detecto en seguida charlando animadamente con sus amigos.
Quizás yo con una copa en la mano no me sienta tan perdida hasta que encuentre a mi gente. Me acerco a la barra y ante la pregunta "¿qué vas a tomar?" proveniente, no del camarero sino de alguien pegado a mi espalda, doy media vuelta y recibo un beso en la mejilla.
Ya no necesito encontrar a nadie, ni escuchar aquellas palabras, ni siquiera seguir escribiendo...
Bueno, creo que voy a dejar la escritura para otro momento porque, a este paso, llegaré tarde a la fiesta (-en qué mala hora acepté la invitación porque intuyo que ÉL también irá y su presencia me resultará incómoda-).
Nada más llegar, echo un vistazo general a la sala y, cual radar, le detecto en seguida charlando animadamente con sus amigos.
Quizás yo con una copa en la mano no me sienta tan perdida hasta que encuentre a mi gente. Me acerco a la barra y ante la pregunta "¿qué vas a tomar?" proveniente, no del camarero sino de alguien pegado a mi espalda, doy media vuelta y recibo un beso en la mejilla.
Ya no necesito encontrar a nadie, ni escuchar aquellas palabras, ni siquiera seguir escribiendo...
A veces sobran las palabras. un beso.
ResponderEliminarMuchas veces, Susana. Más de las que nos creemos.
EliminarUn beso y gracias por tu comentario.
Siéntete bien, aunque en tu andar encuentres personas que no puedas comprender o que no sepan discutir. Ellos tienen libertad de no saber y callar. Pero tú, tienes la libertad de sentirte bien. Jamás te permitas sentirte mal por los desaciertos de otros.
ResponderEliminarUn beso.
Qué bello consejo me dejas, Sara: que no me permita sentirme mal por los desaciertos de otros. Me lo voy a grabar en la mente ;-)
EliminarUn beso y muchísimas gracias por tu empatía.
La actitud es lo importante porque una discusión puede empezar por una nadería, no hay que sobrepasarse en los comentarios y tenemos que mantener regulado el tono de voz, si con paciencia y buenos modales el oponente se mantiene en sus trece y se sale de madre sin querer comprender entonces ¡Dos hostias!. Saltibrincos
ResponderEliminarMe has hecho estallar en carcajada, Ester. Aunque sé que no lo dices en serio...Con lo clarita y pacífica que tú eres.
EliminarUn beso
Feliz Día Mundial de la Poesía.
ResponderEliminarBesos.
Gracias, María, por venir hasta aqui con tus deseos.
EliminarBesos
A veces escribiendo se entiende mejor las palabras que hablando. No es bueno discutir cuando no se tiene la razón. Yo soy una persona que no me gusta discutir, pero si razonar, si tengo razón. Se disculpar cuando no la tienen. A veces es mejor dejar de escribir, para ir a una fiesta, aunque no se tenga ganas. Nunca se sabe a quién te puedes encontrar y a quién te invite a una copa. Un abrazo.
ResponderEliminarMe pasa como a ti: prefiero razonar que discutir, pero hay personas a las que les gusta más esto último.
EliminarMejor salir que quedarse comiéndose el coco en casa, claro que sí.
Un beso y gracias por tus palabras, Mamen.
Un beso
Leo de nuevo tu relato y por supuesto es un buen relato para el concurso del Tintero de oro. lo voy ahora mismo a puntuar. Un abrazo.
EliminarMuchas gracias por volver para decir esto, Mamen.
EliminarUn fuerte abrazo
Yo creo que quien no sabe aceptar unas disculpas sinceras que provienen de alguien considerado amigo, seguramente es que no las merece. Como bien dices todos tenemos derecho a expresar una opinión, guste o no guste a los demás, coincida o no con la suya, y más si se hace con respecto y tolerancia hacia las de los otros. No te sientas mal, quizás con algo de tiempo esa persona recapacite si es que no lo ha hecho ya y está justo a tu espalda para ofrecerte una copa... :)
ResponderEliminarUn besito, Chelo. Que sepas que me dejas con toda la intriga de saber si lo que nos traes hoy es una reflexión personal, un relato de ficción o un poco de ambos. En cualquier caso he disfrutado leyéndote.
Respondo tu duda, Julia, faltaría más: es una reflexión personal mía a raíz de un "incidente". Me dio por escribir después de ofrecer mis disculpas y recibir la callada por respuesta.
EliminarSí que es cierto que quise dar un salto salto entre los pensamientos más íntimos míos y lo siguiente que me "tocaba" vivir ese día, una fiesta.
Muchas gracias por tu consejo y esas dosis de tranquilidad que me transmites.
Además, no hay nada como una copita y un beso para sentirse bien ;-)
Te mando yo uno muuuuy fuerte.
A veces esperamos de los demás que reaccionen como nosotros lo haríamos y no queremos aceptar que los otros no siempre responden a nuestras expectativas, que no son como nosotros.
ResponderEliminarCuando yo pido disculpas solo busco una actuación correcta por mi parte y nada más. Cómo responde el receptor de esas disculpas no me preocupa, o no demasiado, es su problema, no el mío. Lo importante es actuar como uno cree adecuado. Que cada uno se ocupe de sus acciones.
Tu protagonista recibió un beso al final. No sé yo si eso le resarció de tanta comedura de coco.
Besos, guapa.
A mí eso no me deja tranquila, querida compi. Me refiero a que sí que me preocupa la conducta que el otro adopte ante mis disculpas, quizás es un error mío, no sé...
EliminarYo actúo como yo creo adecuado, pero también espero que el otro responda como lo haría yo, y esto sí estoy segura de que es un error, de que me estoy equivocando. Cada persona es un mundo y cada cual necesita unos tiempos, y respetarlos me he dado cuenta de que es fundamental, por más que me duela.
Te digo yo que ese beso bastó, pero la comedura de coco fue de tomo y lomo.
Un beso muy fuerte.
Hola Chelo interesante la reflexión que nos has traído. Discutir creo que a pesar de la mala fama que tiene no siempre es algo negativo, yo lo veo como un intercambio de ideas, en el que cada persona aporta sus argumentos y todos son tan válidos como el propio pero cuando te encuentras a personas que quieren imponer su criterio por encima del de todos, que no escuchan y avasallan, la discusión o el debate deja de gustarme. Está muy de moda el win-win y personalmente me parece que es una buena posición, llegar a acuerdos y que todos ganen. Cuando me he equivocado, me disculpo y si la otra persona no quiere escuchar pues allá ella, todos podemos equivocarnos y lo importante es saber reconocerlo.
ResponderEliminarAl menos la protagonista se distrajo con la fiesta.
Besos enormes bonica
Así es, Conxita. A mí también me gusta la "discusión" en el sentido de intercambiar ideas. Pero cuando estás segura de que algo es blanco y el interlocutor te quiere imponer a toda costa que es negro, poco más hay que discutir. Dar la razón como a los locos no es la solución, pero marcharse enfadados tampoco.
EliminarAhí es cuando yo decido escribir y plasmar lo que siento, y no tengo más remedio que esperar.
Gràcies per les teues paraules, como sempre, tan sensates.
Un beset, cariñet.
Yo pensaba lo mismo, pero he llegado a descubrir que ni escribiendo nos entendemos si no ponemos un poquito de empeño y nos deshacemos de un poquito de soberbia.
ResponderEliminarAnte ciertas personas con las que no se puede hablar porque no te dejan abrir la boca (son de las que dice Sabina que hablan sin respirar) y cuando consigues meter baza, no te están escuchando, sino esperando a que acabes para poder seguir ellas hablando, ante esas personas, decía, a veces he optado por un texto en que al no poder ser interrumpida y al poder explicar perfectamente mis argumentos, esperaba al menos, poner las bases de una discusión razonable y con conocimiento de causa. Pues me he encontrado que, o no sé escribir, o la otra persona no sabe leer, o, lo más probable, ha leído lo que le ha dado la gana y ha entendido lo que ha querido.
He llegado a la conclusión de que que las discusiones no llevan a ningún sitio porque porque nadie está dispuesto a escuchar nada distinto de lo que presupone y prejuzga.
¡¡Vaya rollo te he metido!! El relato me ha gustado mucho, que es lo importante. Y es que hay cosas que mejor no entorpecerlas con palabras.
Un beso.
No me has metido ningún rollo, amiga. Piensas como yo: hay personas que solo admiten como válidos sus razonamientos sin pararse a escuchar ni detenerse en siquiera calibrar si pudieran estar equivocados. Es como picar piedra, agotador.
EliminarLa escritura te permite medir las palabras pero hay veces que ni así.
Lo que más me alegra es que te haya gustado el relato, lo que me deja muy contenta.
Un beso enormeee
mari carmen garcia franconetti a las 17.51
ResponderEliminarUno de los medios del enriquecimiento es la conversación, la exposición de ideas, escuchar, eso tan difícil para algunos, que lo único que pretende es "ganar" el debate. Es más sabio el que escucha y habla al final, exponiendo con buenos modales...
Magnifica entrada.
Besos.
Gracias por tu comentario, Mari Carmen, que eliminé por error y que pude rescatar.
Eliminar¿Por qué para algunas personas es tan importante eso, ganar el debate? De lo que no cabe duda es de que nunca deben perderse las formas, porque ahí se pierde todo.
Gracias por tu calificativo hacia mi post.
Un beso.
Chelo, hermoso lo que has escrito. En todo estoy de acuerdo contigo..en todo. a mí también me cuesta poder "discutir" tranquila, será por mi temperamento.. me apasiono y por ahí se me van los nervios, pero al rato ya se me pasa y no guardo rencor, nunca, de verdad. Pero no todos reaccionan así. Me encantó y el final más. Besos.
ResponderEliminarA mí me pasa algo parecido. Mientras está "viva" la discusión, lo llevo bien. Cuando se tuerce y la otra persona se enfada, lo paso fatal. Y cuando ya ha pasado el huracán de la misma, muchas veces se me olvida por qué fue.
EliminarEl final es así porque quise romper el tono serio de mi reflexión dando ese giro. Me alegra que te gustara, Miry, gracias.
Un beso gigante.
Toda una declaración de intenciones. Gran reflexión, Chelo.
ResponderEliminarBien visto porque así es, y me alegra mucho de que así lo aprecies.
EliminarUn beso, Marta.
Ese silencio muchas veces significa que te pondrá a parir a tus espaldas, jaja. Qué difícil es entender y tratar con los demás, en estos tiempos en los que cualquiera se siente ofendido. Al final vamos a acabar todos encerrados en nuestra isla, ya verás.
ResponderEliminarYo hay gente con la que no puedo hablar porque todo se lo toma como un ataque personal y acabo evitándola. Con otras persona, no me importa discrepar, pero son las menos.
Imagino que tienes buenas habilidades sociales, Chelo, pero es que hay cada por ahí...
Un abrazo.
Yo también tengo claro con quién puedo hablar (en el sentido de discutir) y con quién no porque sé que va a ser en balde y se lo va a tomar como tú dices, como un ataque personal.
EliminarNo lo dudes, que detrás, a saber...
Gracias por presuponerme esas habilidades, Gerardo.
Un abrazo
No puedo estar más de acuerdo contigo en la primera frase con la que empiezas la entrada.
ResponderEliminarTe lo agradezco muchísimo, Tracy. Me alegra coincidir contigo.
EliminarUn beso
En la primera parte del relato, no sé por qué, me ha venido a la cabeza la política. El final ha sido de lo más inesperado, pero mucho más hermoso. Un abrazo.
ResponderEliminarQué curioso lo que me dices, Ana. Pero no deja de tener su sentido: en política es donde más se discute.
EliminarRespecto al final, ese era mi objetivo: un cambio de tercio en cuanto a la reflexión inicial.
Un abrazo
Dicen que cuando dos personas discuten, solo quieren hablar, pero ninguna de las dos está dispuesta a escuchar. Rectificar es de sabios y no saber aceptar unas disculpas, es, mi humilde opinión, de idiotas jajaa.
ResponderEliminarYo creo que me expreso mejor a través de la escritura, porque en ocasiones las discusiones en persona sacan mi mal carácter. Eso sí, si he metido la pata, suelo aceptar mi error y pedir perdón por ello.
Un besote, Chelo.
Reconocer un error y pedir perdón es un gesto que yo valoro mucho, como tú.
EliminarA mí no es que las discusiones saquen mi mal carácter, es más simple: no sé discutir, se me ocurre luego todo. En ese momento es como que me bloqueo y estoy más preocupada por lo que está pasando que por las razones que me han llevado a ese punto.
Por eso también prefiero escribir muchas veces.
Gracias por tu acertada opinión, Sofía..
Un beso y hasta pronto
A veces un gesto es suficiente para hacernos sentir mejor, seguro que a tí te pasó con ese beso en la mejilla.
ResponderEliminarYo desde aquí te mando un abrazo.
Por supuesto, casi siempre (por no decir siempre) me vale un gesto así de simple.
EliminarAgradezco muchísimo recibir tu abrazo, Mer. Yo te envío otro muy fuerte.
Muchas veces, demasiadas, "discusión" es sinónimo de "pelea". Y en política un debate es sinónimo de ataque al adversario. En la escuela deberían formar a los niños a saber discutir civilizadamente y, para ello, hay que dominar el "arte" de saber escuchar y empatizar con las ideas de los demás. Pero creo que eso es como pedir peras al olmo.
ResponderEliminarVisto lo visto, antes de iniciar una discusión que puede generar polémica, deberíamos saber seleccionar a nuestro "adversario", pues por mucho que intentemos dialogar y exponer razonadamente (con razón o sin ella) nuestro punto de vista, si la persona que tenemos delante no está dispuesta ni tan solo a cuestionar sus propias ideas por un instante y se mantiene impertérrito e intransigente, mejor dejarlo estar. En nuestro país no hay cultura de diálogo. ¿Será algo propio del carácter mediterráneo?
Una reflexión esta que pone el dedo en la llaga.
Espero que después de toda esa interesante disquisición, la fiesta haya discurrido sin ningún altercado dialéctico, jeje.
Un abrazo.
Pues tienes toda la razón, Josep Mª. Hay que saber seleccionar bien al "adversario" porque con algunos ya se tiene de antemano la batalla perdida, y no por falta de razón por nuestra parte, sino porque es imposible el diálogo y el intercambio de pareceres.
EliminarNo sé si será algo propio del carácter mediterráneo, no lo he podido comprobar fuera de mi zona...
Lo que sí te puedo asegurar que en la fiesta hubo de todo menos altercados, ¡menos mal! ;-)
Un abrazo.
hola Chelo! todo un temazo, sin dudas, lo que relejas lo has dicho de maravillas! abrazobuho
ResponderEliminarMuchas gracias por venir y por haberme entendido, Buhítas.
EliminarUn beso
La mayor parte de las veces hablando no nos entienden. Por lado también ocurre que no nos expresamos como nos gustaría Sin embargo escribiendo es más fácil.
ResponderEliminarUn relato muy acertado en la descripción, me gusta lo diferente.
Un a
¡Hola Maria Joao! Bienvenida a mi casa y gracias por tu comentario, que comparto.
EliminarLas palabras o el ímpetu del momento, a veces nos sobrepasan. No somos perfectos. Es por ello que la calma que proporciona la escritura permite rebajar los ánimos.
Gracias por lo que dices del blog.
Un beso
Creo que en este mundo hay excesiva soberbia y engreimiento. Hablar es fácil, escuchar lo es menos. Y cuando alguien es capaz de pedir perdón y recibe la callada por respuesta, es problema del interlocutor y su carga de orgullo.
ResponderEliminarEn esta vida estamos de paso, y escribiendo, como dijo un autor, evitas muchas discusiones innecesarias, pues no conducen nada más que al malentendido.
Prefiero los besos sinceros a las palabras mentirosas.
Besos
Es que el orgullo es incompatible con pedir perdón. Este es el problema en muchas ocasiones, Francisco.
EliminarComo dices, estamos de paso, ¿para qué enfadarnos o querer tener la razón?
Yo también prefiero mil veces un beso sincero, ¡odio las mentiras, hasta las piadosas!
Un beso de esos.
Tu blog es estupendo,me encantaria que visites el mio y dejes tu opinion en mi ultimo post!!!
ResponderEliminarFeliz fin de semana!!!💜💜💜
Muchas gracias, Carolina. Por supuesto que te visitaré.
EliminarGracias por quedarte.
Un beso
Me has dejado reflexionando... Me quedo con la idea de que debemos pedir disculpas más a menudo de lo que hacemos. Si el daño que hemos hecho es muy grande corremos el riesgo de que no nos las acepten. Supongo que cuando eso ocurre es porque el otro está muy ofendido. Si es simple rencor y orgullo herido (y desproporcionados) lo que le lleva a ignorar nuestro súplica de perdón, pobre persona, cuánto ha de sufrir en su propia piel, ahora o más adelante. Sigo pensando...
ResponderEliminarUn beso grande, mi niña.
Cuando no es nada grave sino simplemente un punto de vista diferente, pero la otra persona se empecina en mantenerlo como único verdadero a toda costa, son inútiles todas las palabras.
EliminarYo también pienso que estas personas, aunque sufren, no se dan cuenta de que necesitan cambiar de actitud.
También a mí me deja pensando tu comentario, Ángeles.
Un beso muy fuerte y mil gracias por tu opinión.
Pues no puedo estar más de acuerdo, Chelo, las discusiones siempre dejan mal sabor de boca, porque los ánimos se alteran y a veces los silencios y las actitudes duelen más que las palabras. Estupenda reflexión, me ha gustado ese final que insufla alegría a la protagonista, nada mejor que un rostro amigo para relajarse tras la decepción anterior.
ResponderEliminarUn beso, corazón
Gracias por verlo como yo, Eva. A mí me gustan muy poco. Si te digo la verdad, con la única persona que "me gusta" discutir es con mi hermana (que al rato no se acuerda, jaja).
EliminarSiempre hay alguien o algo que acaba compensando la balanza, como ese beso tras una discusión (yo es que soy muy Libra, solete).
Un beso muy fuerte
Hola.
ResponderEliminarOpino igual, no me gustan las discusiones y si pido disculpas pues me gusta que me las acepten, y si el daño es grande pues al menos que me digan las cosas claras, pero me niego a aceptar la indiferencia en esos casos.
Besos.
La indiferencia es lo peor, pero ante un "lo siento" es malísima.
EliminarComo tú, prefiero hablar las cosas que, dicho sea de paso, casi nunca son graves.
Un beso, Gema.
Totalmente de acuerdo con tu reflexión, Chelo, y que falta hace en estos tiempos saber escuchar al otro aunque no opinemos como él, saber fundarse opiniones razonadas y no viscerales, más diálogo y menos confrontación. Tu texto es un punto de luz en un abismo de oscuridad, me temo. Una abrazo y mucha suerte en el Tintero.
ResponderEliminarComo me alegra oir eso, Jorge: que el texto es un punto de luz, ¡mil gracias!
EliminarUno de los males de nuestros días es el de no saber (ni querer) escuchar. Nos creemos autosuficientes y en poder de la verdad más veces de las que son, y eso dificulta mucho las relaciones sanas, y más entre amigos. En la política ni te cuento...
Un beso y mucha suerte para ti también.
Me ha parecido estar escuchándote en lugar de leyendo tu fabulosa reflexión. Es verdad, con según quién de nada sirve pedir disculpas yo creo que hay quién "castiga con la indiferencia" pero de quedarles grabado las palabras seguro, diría que no saben digerir la verdad.
ResponderEliminarLo que importa es, que una se quede satisfecha con soltar lo que lleva adentro, como tú haces, con "vehemencia pero jamás con soberbia" eso me ha encantado, Chelo.
Definitivamente, haz lo que debas y cada cual con su conciencia.
El último párrafo genial e inesperado.
Besos guapísima.
Sería muy raro que, conociéndote, querida Mila, pensaras de otra forma. Cierto, la indiferencia es un castigo que muy pocas personas merecen.
EliminarMira, en valenciano existe este dicho: "més val dir-ho que patir-ho" (="más vale decirlo que padecerlo")y yo soy de las que lo practican. Y allá cada cual con su conciencia.
El final quise que fuera así, un poquito sorprendente al dar un giro radical a la cuestión.
¡Muchos besos para ti, corazón!
DULCINEA DEL ATLANTICO25 marzo, 2018
ResponderEliminarLas palabras sobran cuando obran los besos, esta reflexión que nos ofreces es del todo real, estoy de acuerdo en que poca gente sabe discutir, la mayoría saben imponer su criterio y aniquilar al del contrario, es algo que se debería enseñar en las escuelas, a respetar la opinión del otro y ser condescendiente con sus consecuencias.
Bien traída esta reflexión.
Un abrazo Chelo y suerte en el concurso el T. de Oro.
Puri
Muchas gracias por tus palabras, Puri.
EliminarCuánta razón tienes: muy pocas personas saben discutir porque para ello se necesita saber escuchar y no todo el mundo sabe.
Yo también te deseo mucha suerte y te mando un abrazo.
muy buenos consejos para reflexionar .A mi no me gusta discutir, ni setir que otros discutan.
ResponderEliminarBesos Ana María
Gracias, Ana María. Me has recordado a mi madre, que ni le gusta discutir ni escuchar como discutimos (mis hermanos y yo) ;-)
EliminarMuchos besos y suerte
Es muy interesante tu punto de vista, Julio D.
ResponderEliminarEfectivamente, después de una discusión sucede muchas veces que uno se siente como que algo se ha roto.
Es por ello que, en mi opinión, hay que evitar llegar a ese punto de posible resquebrajamiento.
Pero también te digo que, a mí en particular, si me gusta la actitud de la otra persona tras la discusión (da igual quién tenga la razón), puede que incluso salga reforzada la relación.
Muchas gracias por tus palabras, como siempre tan reflexivas.
Un beso
Hola Chelo, cuántas veces nos hemos encontrado en estas circunstancias y después ha venido un perdón, maravillosa palabra que muy pocos saben pronunciar, es más, yo diría que nunca la han dicho, su soberbia no se lo permite. Ah y ese beso, ese beso dice mucho cuando es espontáneo y no fingido, y si además viene con abrazo, es el mayor perdón, no hay que dejar la relación perdida. Una reflexión maravillosa la de tu protagonista. Un abrazo y...un beso
ResponderEliminarHay personas en cuyo vocabulario no figura la palabra "perdón" o "disculpa". A mí se me antojan personas egoístas y orgullosas, que no son capaces de entender que, quizás, le está costando al otro pronunciarlas (a mi me cuesta poco, la verdad sea dicha).
EliminarGracias por tus palabras y un beso más un abrazo.
Creo que las discusiones son inevitables en cualquier tipo de relación, pero también pienso que no es algo negativo. El silencio está bien, la comunicación armoniosa está bien, pero los desencuentros también. Suerte en el concurso. Un abrazo.
ResponderEliminarEn mi opinión, Pilar, los desencuentros están bien si luego te acabas "encontrando". Si no ocurre esto, quizás es que teníamos puestas demasiadas expectativas en la otra persona.
EliminarMuchas gracias por tu comentario, y mucha suerte también.
Un beso
¡Hola, Chelo! En las discusiones, cada uno tiene su versión de los hechos, y sus razones para defender lo que defiende. A veces no se es capaz de entender al otro ni de aceptar la diferencia. Cuando alguien decide rechazar una amistad o guardar silencio un tiempo es porque hay más motivos que el aparente. Tal vez sea la gota que colma el vaso o el detalle necesario para abrir los ojos.
ResponderEliminarSi la sinceridad de tu protagonista provoca que otros se alejen será que ya tocaba.
¡¡Suerte en el Tintero!!
En el caso en cuestión se colmó el vaso de quien discutió y por eso luego pidió disculpas, recibiendo silencio por respuesta.
EliminarCada uno tiene una visión de los hechos, cierto. Pero los hechos son los que son, y realidad solo hay una, no varias.
¡Gracias por tu comentario, Alma gatuna! Y mucha suerte en el concurso también.
Un abrazo
Muchas veces los demás ven cómo aguantamos, cómo guardamos las formas; y eso ayer, hoy, siempre... Pero si un día ya no podemos más y nos reivindicamos, sólo verán ese puntito de vehemencia que les ha molestado olvidándose del fondo de la cuestión, intentando minusvalorarlo y darle la vuelta al asunto para que seamos siempre nosotros los que nos sintamos mal. Y encima desprecian nuestro gesto de humildad y concordia... Sí, suele pasar (¡ay, la condición humana!) y lamento que haya sido tu caso también, amiga Chelo.
ResponderEliminarEl texto muy en tu estilo, pero un poco menos... Me ha gustado también.
Te deseo mucha suerte en el "Tintero".
Un abrazo.
Das en el clavo, Patxi. Con tu comentario vienes a decir lo que yo llamo "sentar precedente".
EliminarLa gente se acostumbra a nuestras formas, a que aguantemos lo que sea, pero ¡ay el día que estás hasta las narices y te sales del "guión"!; se monta un cristo y, además, pasa lo que tú dices: que se da la vuelta al asunto y encima te acabas sintiendo tú mal.
Me ha gustado lo que dices de "texto muy en tu estilo"...Quizás te ha descolocado ese final con el que quise romper la seriedad de la reflexión ;-)
Yo también te deseo mucha suerte, amigo.
Un beso
Gracias, Chelo, por participar con este relato en El Tintero de Oro. Un abrazo y suerte!!
ResponderEliminarGracias a ti, como siempre, David, por ofrecernos el aliciente que supone concursar cada mes.
EliminarUn abrazo
Hola Chelo
ResponderEliminarEstoy de acuerdo contigo.
En la vida tiene que haber de todo si no, como dicen por ahí, sería un aburrimiento.
Saludos y suerte
Así es Paola. Tiene que haber...y lo hay ;-)
EliminarGracias por tu comentario. Suerte para ti también.
Habla muy bien de ti, Chelo, tu manera de pensar en este sentido ¡Viva la libertad de criterio y viva en igual medida el respeto!, pero te digo que a veces es una pérdida enorme de energías exponer tu punto de vista con alguien que no está dispuesto a escuchar. Es agotador.
ResponderEliminarMuy bien por ese encuentro final disfrutando de la vida y olvidando los malos rollos.
Un abrazo amistoso y suerte en Tintero Julia.
Muchas gracias, Isabel, por tan hermoso comentario que comparto al cien por cien.
EliminarRealmente es agotador tratar no ya de convencer (-que es imposible muchas veces-) sino exponer tu punto de vista con alguien que se cierra en banda a escucharte.
Otro abrazo para ti y mucha suerte.
Me gusta hablar y si se discute con coherencia, la conversación es ideal. Pero aunque algunos sean incómodos, hay silencios que no cambiaría por nada.
ResponderEliminarUn abrazo.
Claro,David. Hay silencios y silencios... Ante una petición de perdón, desde luego no es un silencio nada cómodo.
EliminarUn saludo y suerte en el concurso.
Hola, Chelo:
ResponderEliminarTu relato me ha gustado mucho. Toda la reflexión sobre la libertad de criterio, la libertad a la hora< de opinar y que eso no suponga enfado alguno me parece que está escrita de mareo.
Pero lo que más me ha impactado es el giro final que, de verdad, de verdad, no me esperaba. Me refiero al momento de la fiesta y de la aparición de ÉL y ese beso que borra toda la incomodidad primera.
Ya tengo claro uno de mis diez relatos elegidos. Cuando acabe de leer los 22 me pondré a dar "notas" (je, je) y seguro que te llevas una buena calificación.
Un beso y mucha suerte
¡Qué contenta me dejas, Juan Carlos! Que te haya impactado el final y que opines así me halaga un montón...
EliminarEn cuanto al contenido del relato, decirte que si hay algo que odio son los enfados, pero si encima se producen por expresar lo que opino o creo en una determinada cuestión, ya ni te cuento.
Yo también te deseo mucha suerte, amigo.
Un beso muy fuerte.
Hola,
ResponderEliminarMe encanto, muy bonita introspección en tu relato, Chelo.
Y concuerdo contigo, es mejor razonar, porque lo malo que en las discusiones se pueden presentar divergencias, malos entendidos y pueden tornarse bastante tensionantes.
!Suerte en el concurso!
¡Muchas gracias por tus palabras, Yessy!
EliminarAsí es. Los malos rollos siempre dejan tensión entre las personas que los sufren o en el ambiente y, a veces (cuando uno ya se ha disculpado), no tiene otra que esperar sin poder hacer nada.
Mucha suerte para ti también.
Un beso.