18/09/2017

Ya de vuelta



¡¡Hola mis queridos amigos blogueros!! 
Si vuelvo la vista atrás me parece una eternidad  el tiempo que hace que no estoy entre vosotros pero dije septiembre y aquí estoy de regreso a casa (una de ellas, al menos), después de unas intensas y laaargas vacaciones de las que podría contaros muchas cosas, pero que se han reducido a cumplir lo que ya os anuncié en el anterior post https://cheloferrerblog.blogspot.com.es/2017/06/hasta-septiembre.html, aunque con una novedad importante que paso a contaros.

Resulta que la última semana de las susodichas vacaciones, tanto mi hermana como cuñado y mis tres sobrinos, me propusieron hacer con ellos un viaje por el norte de España. El hotel lo reservamos en Santillana del Mar, ciudad maravillosa donde las haya y desde la cual nos fuimos moviendo por el resto de Cantabria, parte de Asturias y hasta visitamos un poquito Bilbao. 
Lagos de Covadonga

En algunos lugares yo ya había estado pero, aún así, hay cosas que no me cansaría de ver nunca como, por ejemplo, los lagos de Covadonga


También visitamos San Vicente de la Barquera, las neocuevas de Altamira, en Santander el Real sitido de la Magdalena, y otras cosas tan dispares como San Juan de Gaztelugatxe (Bermeo), que os sonará a los asiduos (yo no lo soy) a "Juego de Tronos" (foto de abajo):
¡La subida al "castillo" fue agotadora! AlgunAs se quedaron por el camino pero yo llegué arriba, si bien haciendo pausas con mi sobrino para coger un poco de resuello :

Mi sobrino Juanvi y yo



De todo, si algo me gustó especialmente fue el Parque de la naturaleza de Cabárcenoa 17 kilómetros de Santander, que para nada es un zoológico convencional ni un parque natural al uso, ya que los animales están en régimen de semilibertad y se pueden ver desde lo alto subiendo a los teleféricos. 
Baile 

Sensacional fue el espectáculo de leones marinos y en particular, el baile (en la foto de la derecha) que se marcó uno de ellos con su cuidadora. 

Cris y yo..

De curiosa tacharía la visita a una antigua Ganadería/Quesería llamada Vega de Tordín, donde nos enseñaron todo el proceso de fabricación del queso de cabrales (a mi sobrina Cris y a mí nos costó resistir el fuerte olor de granja sumado al del queso, y disimulábamos como podíamos con la excusa de que llovía y hacía frío...). 

En el Museo Guggenheim
Otra cosa que también vimos fue el impresionante 
Museo Guggenheim.

Ya el día de vuelta paramos en Soria y visitamos la ermita de San Saturio, ubicada en un paraje natural con mucho encanto al borde del río Duero. 
Patri, mi hermana, yo y Cris
Ese último día, en la comida, me dieron una gran sorpresa que quiero dejar aquí reflejada en mi blog (aunque nunca se me olvidará) y es que el viaje fue un regalo que me hacían con motivo de mi cumpleaños que está al caer.

Una vez contado todo
esto, a ver si alguien me sabe responder esto: ¿a quién vi yo en Santander? Pista infalible: amiga leonesa bloguera, que vive allí y donde da clases como profesora de Biología en un instituto.

¡Sí! Nuestra querida Rosa Berros. Quedamos una soleada, a la vez que lluviosa, mañana (allí el tiempo no se aclara) y compartimos un rato tomando un café. Nos supo a poco a ambas ya que las respectivas obligaciones imperaban, pero nos permitió ponernos al día en cosas de nuestras respectivas vidas "en vivo y en directo". ¡Qué alegría más grande tuvimos al vernos! 
Aquí os muestro una foto del momento, con la maravillosa playa de El Sardinero al fondo.
Rosa Berros y yo

Fabes con almejas
Zamburiñas
Para terminar diré que en todos los lugares comimos de maravilla, pero el premio a la exquisitez se lo llevaron las zamburiñas en un lugar de San Vicente de la Barquera, y el de la abundancia se lo llevó un restaurante llamado El rincón de Don Pelayo en Covadonga, en el que nos sirvieron en un enorme cuenco (nada de plato) unas fabes con almejas con las que yo hubiera podido pasar una semana entera.
¿Alguien quiere quesada?

Y hablando de abundancia, de Santillana del Mar me traje un montón de quesadas y sobaos pasiegos para endulzar al resto de familia y compañeros de trabajo.

Terminado el viaje y de vuelta a la realidad, si de algo no tengo ninguna duda es que, si bien me gusta viajar con amigos, como suelo hacer y también contar, no hay nada comparable con viajar con la familia.
Y hasta aquí, la crónica de mi viaje. 
Con mi hermana
Quiero que sepáis que me apetecía ya mucho volver. Ahora, poco a poco, os iré visitando a todos y poniéndome al día, ¡hasta pronto!.

Mi hermana y yo