Con la mano en alto el policía hizo que detuviéramos el vehículo; era hora punta y trataba de regular el tráfico.
Pensé que íbamos a llegar tarde al concierto de violonchelo de mi amiga, pero tú, que pareciste darte cuenta de mi nerviosismo, me diste un ligero toquecito con tu mano derecha en mi pierna.
Cuando ya fue la hora y el director del concierto movió la batuta, mi amiga empezó a tocar y me emocioné porque sabía lo mucho que le había costado aprenderse esa pieza de Schubert. Fue entonces cuando te apresuraste a secar con tu mano izquierda una lagrimilla que se me escapó.
Cuando salimos, me preguntaste si me apetecía tomar algo. Yo asentí con la cabeza mientras apartabas con tu dedo índice y mucha delicadeza un mechón de pelo que caía sobre mi cara.
Ya en el local de copas, alzaste tu mano derecha y el camarero acudió muy presto y nos preparó unos cócteles agitando la bebida dentro de un recipiente con las dos manos y una energía asombrosa. Con su mano izquierda (se notaba que no era diestro) colocó en mi copa un adorno.
El sitio se fue llenando de gente y acabamos sentados en unos taburetes, al final de la barra, en una esquina bastante acogedora.
El ambiente era delicioso, la iluminación era la justa, sonaba "Only if" de Enya de música de fondo y, en un momento de despiste mío, sentí que una mano tuya, no sabría esta vez decir si derecha o izquierda, buscó una de las mías.
Cuantas cosas se pueden hacer con las manos. Hay que fijarse muy bien para controlar todos esos movimientos y tu los has reflejado en el relato estupendamente bien. Un abrazo
ResponderEliminarAsí es, Mamen. En el post, con cada acción, tan solo he reflejado una milésima parte de las cosas que se pueden hacer con las manos.
EliminarGracias por tus palabras, ¡un beso!
Hola! Cuanta razón, las manos dicen mucho!
ResponderEliminarUn saludo!
¡Y tanto que dicen! a veces mucho más que las palabras.
EliminarUn beso, Beatriz.
La de cosas que hacemos, sin darnos apenas cuenta, con las manos. Bonito relato, me gusta. Besos
ResponderEliminarAsí es, Marina. Aportas un matiz muy interesante y es lo de "sin darnos apenas cuentan". Es cierto, las manos hablan por sí solas muchísimas veces y 'delatan' cosas a las que no alcanza el lenguaje hablado o escrito.
EliminarGracias por tu comentario.
Besos
Preciosa alabanza a las manos, tan cercanas y tan olvidadas. Un abrazo
ResponderEliminarCierto, Ester. No hay que olvidarlas sino cuidarlas con esmero ya que sin ellas (o sin hacer uso de ellas) estaríamos limitadísimos.
EliminarUn abrazo y muchas gracias por tus palabras.
Ayyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyy qué chulo!!!!! Y la música, ainnnns, me recuerda a mis hijos de pequeños, que mi marido les ponía Enya en modo bucle.
ResponderEliminarBesos y feliz semana.
¡Mil gracias, Gema! A mi me encanta Enya. El otro día le decía a una querida amiga que, además de evocarme buenísimos momentos, me relaja mucho; así que entiendo perfectamente que tu marido pusiera sus temas a tus hijos.
EliminarUn beso, y feliz fin de semana ya.
Con un romántico texto describiste mucho de lo que se puede hacer y transmitir con las manos. Es un muy lindo relato, Chelo.
ResponderEliminarAgradezco mucho tus palabras, Raúl O.
EliminarMe quedé corta para la cantidad de cosas que se pueden hacer con las manos, y así de corto quedó el relato ;-)
Besos
Estaría bien que continuaras la historia.
ResponderEliminarSiento ver taaaan tarde este mensaje, Anónimo.
EliminarMuchas gracias por tu comentario.
Un saludo
Hola Chelo!!! veo que le has dado un cambio a tu blog, qué bien ha quedado (el sombrero me encanta, sigue siendo una inspiración veraniega y un arrebato de nostalgia de tiempos más calurosos, después de tanto frío) y que además con este relato... me alegra leerte con esta historia que parece un comienzo de algo estupendo, si nace entre notas de música... uhm... y Enya... es una voz que me traslada, estuve mucho tiempo enganchada a ella, la escuchaba siempre que iba a mi trabajo. Un beso grande
ResponderEliminar¡Me alegra mucho verte, Eme! gracias por lo de la cabecera del blog, inspirada en mi deseado verano...
EliminarLa historia no es de plena actualidad, ya te lo digo, jajaja, pero las experiencias pasadas sirven mucho de inspiración.
A mi me fascina Enya, ya lo dije antes, y me agrada la coincidencia contigo.
Un beso enorme y que tengas muy buen finde.
Bonito lenguaje de las manos. Un beso.
ResponderEliminarSí que es bonito, sí. O al menos a mí, que suelo fijarme en las manos, sí me lo parece.
EliminarGracias por tu comentario, Susana.
Besos
Precioso relato donde das importancia al instrumento, a la herramienta más perfecta que posee el hombre. capaz de crear obras maravillosas, construir, acariciar, sanar.
ResponderEliminarPrecioso y estupenda tu inmersión en las letras con sentimiento.
Besos
Y tanto que son la herramienta más perfecta. Me viene a la cabeza la frase de "manos ocupadas, mente despejada", lo que da una acepción distinta de esa capacidad de sanar (como dices) que tienen.
EliminarQue me digas que te ha parecido precioso me deja más ancha que larga.
¡Te envío un montón de besos a manos llenas, Francisco!
El lenguaje de las manos dice mucho, pues forma parte de la expresión corporal, esos gestos que manifiestas tanto o más que las palabras.
ResponderEliminarMe hubiera gustado un final en el que ella le acariciaba, con su delicada mano, una mejilla en señal de cariño y agradecimiento.
Un abrazo (con las dos manos).
Pues tienes toda la razón, Josep Mª, hubiera sido el colofón perfecto.
EliminarMe encanta tu sugerencia y te la agradezco mucho.
Quizás no lo pensé porque describrí la situación todo el tiempo desde la óptica de ELLA, atenta a todas las manos (del guardia, del director de orquesta, de su amiga la concertista, del camarero y de ÉL), sin que entraran en juego en ningún momento las suyas propias.
Quizás si me decido a que ELLA pase a la acción y les doy el 'papel principal' escribo otro relato ;-)
¡Un abrazo también con ambas manos!
Precioso, Chelo. Cuando las manos hablan, no importa que el resto del mundo calle. Y tú lo has plasmado de maravilla. Precioso.
ResponderEliminarUn beso.
Muchísimas gracias, Rosa. Qué frase tan bonita la tuya.
EliminarMe alegra que te haya gustado.
Besos
La importancia de las manos es increíble: hay todo un estidio sobre el lenguaje corporal que puede (y debe) realizarse con ellas, desde enfatizar la honestidad de uno mismo hasta pretender disimular tedio. Yo he tratado de aprender algunas fórmulas para hacerlas conscientemente, no te digo más :)
ResponderEliminarSí, sí, lo del lenguaje corporal es todo un mundo. Y no me parece mal que te aprendas algunas fórmulas, Holden, todo lo contrario.
EliminarAyer mismo vi un reportaje sobre lenguaje corporal que venía a decir, en conclusión, que ese lenguaje moldea nuestra identidad.
HAy un refrán en inglés: "Fake it, untill you make it" (="Fíngelo hasta que lo consigas") pero la autora del reportaje (Amy Cuddy)lo adaptaba diciendo "Fake it, untill you become it" (="Finge hasta que te conviertas"). Por supuesto estamos hablando siempre con fines buenos y lícitos.
Te lo he contado porque sé que te gusta saber estas cosas ;-)
Un beso y gracias por tu aportación.
Momentos deliciosos esos que parecen el inicio de una relación y que reflejas tan bien en tu corto relato. Habría que vivirlos a tope porque no duran mucho.
ResponderEliminarUn abrazo, Chelo.
¡Sí lo son, Ángeles! tú lo has dicho, habría que exprimirlos al máximo. Suelen pasar tan fugazmente...
EliminarUn abrazo y feliz tarde
Anaxágoras decía que el hombre es inteligente porque tiene manos.
ResponderEliminarEn junio de 2012 publiqué un post ("Hágalo usted mismo") sobre el trabajo manual y las manos. Ahora me lo has hecho recordar. Me ha gustado la sensibilidad de tu mirada. Que nunca falte una caricia ni esa manera inteligente de ser hábil con las manos.
Te agradezco mucho el comentario y leeré ese post tuyo,Isabel.
EliminarLa verdad es que me gusta fijarme en los detalles (por lo que dices de la mirada), pero si en algo suelo reparar bastante es en las manos de las personas, en cómo son y en sus movimientos.
Lo que se dice acerca de que son la 'tarjeta de presentación' lo comparto totalmente.
Me encanta tu última frase, Isabel ¡ojalá nunca falten".
Un abrazo
¡Hola Chelo! :) qué hermoso y romántico relato, me ha relajado mucho leerlo y transmitido mucha sensibilidad. Sin duda, me ha transportado a la vivencia de sus personajes.
ResponderEliminar¡bona tarda!
Besitos:*
Me alegro mucho, Gema. Es cierto que lo he envuelto de un halo romántico por el juego que tienen las manos en esa 'relación' (llamémosla así). Como ves, a ella no se le escapa ni una ;-)
EliminarSi el texto te ha transmitido sensibilidad es porque tú la tienes, linda.
¡Un besazo!
Cuántas sensaciones y cuánta información pueden darnos unas manos. Tú lo has expresado muy bien en este precioso relato.
ResponderEliminarMe suelo fijar mucho en las manos de la gente, creo que dicen mucho de las personas. Unas manos bonitas y/o suaves me hacen apreciar positivamente a quien las tiene. Además mi madre decía hace años, y ante el abuso del bótox y de la cirugía estética, que las manos delataban la edad de una persona ;)
Qué texto tan bonito basado en lo que pueden hacer unas manos.
Genial, compañera.
Un beso muy grande.
No paramos de encontrarnos coincidencias, porque si tú te sueles fijar, yo también.
EliminarEn mi trabajo es dónde más 'cancha' tengo y, la verdad, hay manos que hablan por sí solas.
Tu madre estaba en lo cierto, no me cabe duda, porque por ellas pasa el tiempo y sufren mucho desgaste según qué trabajos y, ciertamente, poca cirugía les cabe.
Muchas gracias por tu valoración tan positiva del breve relato, compi.
Un beso enorme.
Qué importantes los gestos de nuestras manos y todo lo que pueden transmitir, querida Chelo. En tu relato son protagonistas, nos haces fijarnos en ellas de continuo para, al final, regalarnos una unión y una sonrisa. Qué importa si fue la derecha o la izquierda, para las manos que dan amor ese no es un detalle importante :))
ResponderEliminarUn relato original y lleno de ternura, me ha gustado mucho.
¡Un beso grande de jueves!
Mi blog y yo estamos muy contentos de que hayas vuelto, querida Julia, vaya esto por delante.
EliminarEn cuanto a lo que comentas, ésa era la idea, reparar en todos esos hechos cotidianos en los que las manos son las protagonistas. Hechos unos más bellos o 'reconfortantes' que otros ya que no es lo mismo sentir una caricia que toparte con una palma de una mano de un guardia obligándote a parar, pero todos son importantes en esta vida.
Me alegra que te haya gustado y...ya estamos a domingo, Julia, ¡que tengas una feliz tarde!
¡No me lo puedo creer! ¿Que el día que publiqué la entrada, en la que de pasada aludo a Shubert, era su cumpleaños? Te agradezco mucho tu información, tras la cual la curiosidad me lleva a indagar que hubiera cumplido 220 años. ¡Me ha encantado esta casualidad! Gracias, Stinfalus.
ResponderEliminarPor lo demás que comentas, efectivamente. Las manos pueden curar o matar. En el post tan solo me limité a actos bellos (aunque algunos no lo parezcan, como poner orden en el tráfico o en el empiece de una obra musical).
Un beso
y lo importantes que son las manos!! y eso que no lo parece... Y no me refiero solo para usarlas, si no por lo que transmiten por si mismas.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho el relato, eres una crack!
un besito!
No lo creo, Marta, pero igual te agradezco lo que dices, y mucho.
EliminarMe ha gustado verte de nuevo por mi casa, ¡un beso!
Maravilloso lenguaje que no precisa voz alguna.
ResponderEliminarUn beso grande, Chelo!
Fer
De hecho son las armas de las personas sordomudas; solo con esto ya se ve lo trascendental que es el lenguaje que transmiten.
EliminarGracias, y bienvenida de nuevo, Fer. Me he alegrado mucho de tu visita.
Un beso enorme
Bonito ese lenguaje de las manos. Me han hecho sonreír pensando en esos coqueteos cuando no se está seguro en que las manos juegan un papel muy importante, esas manos que se buscan, se esconden, se tocan, se acarician, se aman. Muy bonito relato.
ResponderEliminarY buena la música con la que has acompañado el texto, muy relajante.
Un beso
Ay esos coqueteos con las manos...y qué bien dicho eso de "cuando no se está seguro", pues a veces hay que hacer esfuerzos titánicos para 'adivinar'algunos propósitos.
EliminarQuizás lo ideal sería lo que decía antes Julio D. de "dejarse llevar por el viento" ¿no, Conxita?
Pero qué quieres que te diga...cuando hay temor a 'meter la pata' se aguanta estoicamente el tirón (y es una pena, claro).
Me alegra que te haya gustado la música, gracias por comentarlo.
Un beset molt fort.
El lenguaje de las manos a veces significa más que las palabras ya sean manos, rudas, finas, ásperas, suaves, cuando ellas hablan todos lo entendemos. Hermoso homenaje a las manos Chelo.
ResponderEliminarTienes razón, da igual cómo sean, las manos hablan siempre y con ellas siempre nos entendemos.
EliminarEl lenguaje de las manos es como la música, un lenguaje universal.
Otra cosa es lo que dicen sobre la persona según sean.
Gracias por tu bello comentario, Conchi. Te mando un beso.
Jajaja, dejarse llevar por el viento como tú dices, en un día como hoy en que aquí sopla encarnizadamente podría ser peligroso, Julio D.
ResponderEliminarEs verdad, qué bonito es eso de que fluya el momento remando a favor de la corriente.
¡Gracias!
Un beso
Muy bonito, es cierto que las manos pueden expresar mucho, todo eso que a veces con palabras no sabemos expresar. Un besazo
ResponderEliminarExacto, las manos tienen sus propio lenguaje y, a veces, hasta vida propia.
EliminarGracias por tu comentario, Asunción.
Un beso
Un relato muy bonito, Chelo. Las palabras a veces sobran cuando otras partes del cuerpo están hablando. Las personas nos podemos comunicar de muchas formas, hasta los pensamientos se escuchan de forma muy sutil pero llegan a su destino.
ResponderEliminarQue buena observadora, querida amiga, y la de cosas que sentiste solo con los movimientos de unas manos. Está pero que muy bien.
Un besazo, y hasta pronto.
No solo tenemos la boca para hablar. Tenemos las manos, los ojos, hasta el cuerpo entero a veces transmite más que unas palabras. Solo hay que saber 'escucharles'.
EliminarGracias por la generosidad de las tuyas en el comentario, querida Mila.
Te mando un fuerte abrazo y espero que no tardes mucho en volver.