De regreso, consejos para un hogar feliz

Hola amig@s, aquí estoy después de un breve paréntesis vacacional. 

Permitidme que en este primer post de 2017 me convierta por un día en 'interiorista' y me atreva a dar algunos trucos para la casa, aprovechando que hemos cambiado de año y deseando que, por supuesto, para todos sea mejor que el anterior.

En primer lugar, considero que es fundamental antes de entrar en la casa, dejar fuera lo negativo. Por tanto, lo ideal es poner un felpudo en la puerta en el que pisar las malas energías.
Quien disponga de trastero, siempre puede arrinconar allí, fuera de la vista, egoísmo y rencores.

Ya de puertas para dentro, hay un detalle que siempre luce mucho en el recibidor y es un perchero donde poder colgar las preocupaciones innecesarias cuando llegamos a casa.

El buen ambiente se consigue, de una parte pintando las paredes del color 'alegría'; y de otra, colocando preciosos marcos a los momentos felices.

Hay que mantener el mayor tiempo posible las ventanas abiertas a las críticas constructivas y a todo lo que resulte enriquecedor, si bien es aconsejable poner en ellas mosquiteras que filtren los malos rollos que acompañan a las decepciones.
Yo soy partidaria de 'vestirlas' con cortinas de las que permiten darse un baño de sol, tan necesario para reponer la energía (que, a fin de cuentas, es la fuerza de la vida) y, sobre todo, de las que evitan que se cuelen los días grises.

De todo el mobiliario, os confesaré que, para mí, una pieza esencial es la cómoda, ya que es el sitio ideal en el que guardar bajo llave la valiosísima colección de 'conocimiento de personas maravillosas' que hemos ido haciendo a lo largo de nuestra vida.

Es muy importante que en el salón no falte un buen sofá en el que poder acomodar plácidamente los recuerdos que nos son gratos, así como los confidencias compartidas.

En las estanterías pueden figurar bien ordenadas las experiencias, así como, en atractivas carpetas, las conversaciones interesantes.

Un elemento decorativo que no puede faltar en ellas es una hucha en la que atesorar anécdotas, porque recordarlas y recrearlas es el mejor antídoto contra la apatía y mal humor.

Para finalizar, imprescindible dejar en la mesilla de noche una cajita donde guardar los sueños, no sea que se escapen a mitad de la noche por no encontrar, precisamente, calor de hogar. Sabido es que este contribuye a la felicidad en el mismo y, también, a que el año pueda resultarnos más venturoso.