01/09/2022

Todo, nada...

Uno de septiembre, día de vuelta al cole; bueno, al instituto; mejor dicho, a mi estimado lugar de trabajo, día de nuevos propósitos... Para mí no es el uno de enero la fecha señalada para empezar a hacer una dieta o, en otro plano más mental, decidir no "comerse más el coco". Para mí es hoy, uno de septiembre.


Por seguir con la jerga, diré que llevo más de un año sin alimentar a esta "criatura" de casi diez años (este blog, MI blog) y pensé que ya era hora de darle un dulce. Bueno, tanto como algo dulce no sé… Dejémoslo en achuchón. Si he dicho dulce es porque hace días leí esta frase: "A mí sí empalágame, el desinterés me aburre demasiado", y estuve de acuerdo con quien la escribió.
Por eso decidí que ya era hora de abandonar mi desinterés, entre otras cosas, por este espacio mío, donde puedo confesar que he vivido (casi) dos años muy duros, donde (casi) todo me ha dado igual, aunque a veces pareciera lo contrario. 
No he empatizado con las estremecedoras noticias que se daban de lo que acontece en el mundo, no me ha apetecido "dar cuerda" a unos agradables vecinos siempre dispuestos a conversar, he rechazado acudir a lugares masificados, he disimulado mi malestar en los frecuentes encuentros familiares de trece personas menos una, he pasado noches en blanco, y ha habido días en que no he hecho más que respirar, llorar y, como mucho, pensar.
Me he preguntado si esto era "normal" en las personas que están pasando por un duelo, pero si alguna cosa he tenido clara siempre es que cuando pierdes a alguien que quieres (y no sabías hasta qué punto), todo es normal y nada es normal. Sí, todo y nada. Todo estará incompleto siempre. Nada será mejor nunca.


En este periodo he leído, además de novelas, muchos y diferentes artículos sobre el tema, y si alguna frase me impactó en su momento en alguno de ellos es que la pena de uno es tan grande como uno quiere que sea. Caí en la cuenta de que yo hice la mía tan inmensa como yo la sentía. Mi cuerpo me lo pedía, mi mente le obedecía, y estaba bien así.


Pero el tiempo pasa, y aunque me sigue persiguiendo a deshoras la pregunta sin respuesta: "¿Cómo que ya no existes, papá?", la propia vida te empuja hacia adelante, y llega un día en que alguien te dice que estás más simpática, o tú misma te escuchas diciendo que cuenten contigo para ir a un concierto.
Sin pudor digo que yo no he hecho ningún esfuerzo por apartarme del punto en que estaba, no me sentía capaz pero, insisto, o es la inercia de la vida o hay algo en lo más profundo del ser humano que tira de ti para que esa pena no te mate y para que te muevas porque si no estorbas, y sin ser muy consciente de ello acabas dando la razón a una voz interna que, cual Pepito Grillo, te avisa de que de tanto decir no quizás llegue un día en que no encuentres nada a lo que negarte, aunque de momento a ti eso poco te importe.


Hoy es uno de septiembre y la vida sigue aunque tengas momentos de enorme tristeza, te consideren menos antipática, o vuelvas al trabajo después de unas largas vacaciones.




32 comentarios:

  1. Espero y deseo que todo te vaya bien, que veas la vida en color. Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sigues siendo la primera en escribirme, siempre. Es algo que hace que te tenga un especial cariño. Gracias por tu comentario, Ester. Otro abrazo

      Eliminar
  2. Chapeau, Chelo.
    Me parece fantástica tu actitud, todos los que te leemos saldremos ganando.
    Sí me necesitas aquí estoy para tirar de ti.
    Un beso fuerte

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me emociona saber que sigues (seguís) ahí -aunque yo desaparezca-, con ese admirable apoyo moral y generosidad que destilan tus palabras. Gracias, Tracy. Un abrazo enorme.

      Eliminar
  3. Querida amiga Chelo,
    Me alegra leerte, que compartas esos sentimientos tan profundos.
    Que vuelvas al blog, a tu BLOG, que tantas satisfacciones te ha dado, fruto de tu trabajo, tu esfuerzo, tu buen hacer...
    ¡¡¡Feliz 1 de septiembre!!! ¡¡¡Un abrazo muy fuerte!!!


    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Mi P., gracias por estar siempre siempre, y por valorar tan positivamente mi blog.
      Nuestra sincronización es bárbara, ya te dije que no deja de sorprenderme y me hace bien. Un abrazo enorme.

      Eliminar
  4. Hola, Chelo. Me alegro mucho de que estés otra vez de vuelta y un poquito más recuperada. Yo estoy ahora en esa situación con mi madre, muy, muy enferma y sin posibilidad de recuperación. Por muy mentalizado que creas estar es algo tan terrible.... Durísimo y tristeza infinita. Un beso grande y mucho ánimo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ay, Marta. ¿Y todavía me mandas ánimo? Mil gracias. No puedo negarte el abatimiento y el desgarro que produce la situación que nos has compartido, pero es que como decía mi padre EPD, nadie se queda en este mundo...
      Yo no vi venir su final, no dio tiempo. Pero tú... tú que dices que no es posible la recuperación de tu madre... atesora cada instante junto a ella porque luego te dará paz.
      Un reconfortante abrazo y aquí estoy para lo que necesites.

      Eliminar
  5. Ay, Chelo, qué pena que no te prodigues más en el blog para hacernos partícipes de esas cosas tan preciosas que escribes.
    Me alegro mucho de que vayas saliendo del bache. La pérdida de un ser querido nos deja heridos y vulnerables, aunque sean mayores, aunque toque por ley natural. No nos hacemos a la idea de que ya no estén, de que no vayamos a verlos más. es entonces cuándo surge la pregunta ¿Cómo que ya no existes...? Más de cuatro años hace que murió mi padre y todavía esta semana viendo una foto pensaba eso, que es imposible que esa cara tan conocida ya no exista.
    No obstante y por doloroso que sea perder a un progenitor ya mayor y enfermo, perder a alguien joven, cuando menos toca y menos procede, duele mucho más. Al menos a mí.
    Un beso amiga. Y no nos hagas esperar mucho más.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Creo saber de qué hablas, Rosa. Es que mientras no te toca, no sabes lo que es. No es imaginable ni de lejos...
      Es que perder a alguien es como dejarte cojo o manco, te falta una parte que no la vas a recuperar jamás.
      Te confieso que me resisto a creer que de ello se aprende. Yo no quiero aprender a sobrellevar lo que la vida me depare en este sentido en un futuro. ¿Peor para mí? Seguramente. Pero es que si no hay dos duelos iguales (como dicen) es porque creo que cada ausencia es única e incomparable.

      Muchas gracias por tus bonitas palabras, amiga mía. Un abrazo.

      Eliminar
    2. No se aprende nada . Bueno sí, se aprende que se sufre, que duele mucho, que cada oerduda nos dusminuye. Un aprendizaje al que bien podría renunciar.
      Más besos.

      Eliminar
    3. Totalmente de acuerdo. ¿De qué sirve "aprender" a vivir días negros? ¿Para saber en un futuro cómo manejar mejor otras fatalidades? Yo también renuncio.

      Gracias por volver, Rosa.
      Un abrazo

      Eliminar
  6. ¡Bienvenida de nuevo Chelo! Me alegra que estés mas animada y dispuesta a decir ¡sí! Alguna que otra vez.

    Abrazos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias por tu mensaje tan empático y comprensivo, Conchi. Un abrazo fuerte.

      Eliminar
  7. Buenas tardes Chelo. Me alegro de verte de nuevo por aquí. Las fases del duelo por la pérdida de un ser querido cada uno las administra como puede; a su propio ritmo emocional.
    Yo solo puedo decirte que me alegro por tu llegada ahora que el que anda un poco perdido es un servidor.
    Un beso de bienvenida, amiga.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Buenas tardes, amigo. Tienes toda la razón hablando del ritmo emocional. Que yo sepa no hay ninguno a seguir y yo soy consciente del mío, por lo que, internamente, desoigo a quienes me indican que es lento o largo.

      Respecto a lo que dices de ti, no te pierdas del todo, Javier. Aquí estamos los que te apreciamos, como ya te dijimos, para lo que sea.
      Un abrazo.

      Eliminar
  8. Bienvenida a tu mundo nuevo... Porque lo que dejaste, ya no existe, cambió radicalmente y te costará un proceso muy especial de adaptación. Yo todavía no lo logro.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, Sara, así es: un mundo nuevo y otra vida diferente que no conocíamos sin esa persona que nos falta. Entiendo que aún no hayas conseguido adaptarte, hay tantos factores que influyen en el proceso...
      Te envío un fuerte abrazo y te doy las gracias por venir hasta aquí.

      Eliminar
  9. Hola, Chelo:
    Celebro mucho tu regreso y que tu pena te esté permitiendo ya reintegrarte a la vida, a tu vida. Acabo de leer un libro de Joan Didion (El año del pensamiento mágico) en el que cuenta cómo vivió los meses siguientes a la inesperada muerte de su marido. Pensaba que el futuro sin él ya no tenía sentido, quiso sin ser consciente de ello refugiarse en el pasado cuando ambos estaban juntos, hasta que un día -como tú ahora aceptando ir a un concierto- ella aceptó una propuesta de trabajo que durante su duelo nunca había considerado. Y es que la vida continúa, y eso no quiere decir que vayamos a olvidar a quienes ya no están, pero hay que vivir la vida que ellos querrían que viviésemos, ellos jamás desearían vernos siempre apenados por su culpa.
    Un beso muy grande

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. He apuntado el libro que mencionas, Juan Carlos. Gracias, amigo. Así es, sin mucha consciencia vuelves a ponerte "en circulación" porque de nada sirve seguir en la cuneta. Nada se detiene ante tu dolor e irremediablemente tienes que hacer lo que decía Borges (-aunque hay polémica sobre si la frase es suya o no, aunque para el caso da igual): "Uno planta su propio jardín y decora su propia alma, en lugar de esperar a que alguien le traiga flores".
      Gracias, de nuevo, por tus palabras.
      Un abrazo

      Eliminar
  10. No sé qué ha pasado, Chelo. Ayer te dejé aquí mismo un extenso comentario a esta entrada tuya. En general venía a decirte que celebraba que te reincorporases con ganas a la Vida con mayúscula, que retomases el blog y que comenzases a aceptar invitaciones de tus amistades.
    Ya te digo que el comentario que te dejé era largo. En él te hablaba del último libro que había leído, un libro de Joan Didion en el que la escritora norteamericanan reflexionaba sobre la pena, el dolor y el duelo que pasó tras la inesperada muerte de su marido. No me extiendo más no vaya a ser que esta vez tampoco el comentario quede grabado. En fin, ya me dirás.
    Un beso

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Mil gracias por tu tiempo, por volver a escribir de nuevo. Como ves aquí estaba tu reflexivo comentario.

      Eliminar
  11. Hola Chelo:
    Me alegra mucho tu vuelta, y yo creo que es necesaria porque mantener el blog y escribir te ayudara a llevar mejor el duelo.
    Cada uno lo maneja como puede, a mi me costo casi un año y me levantaba todos los días no solo con pena si no con un dolor en el pecho insoportable, era la ansiedad pero poco a poco y con ayuda logré salir adelante, además mi hermana ya se encargo de que todos en la medida de lo posible volvieramos hacer lo que el hubiera querido que hicieramos "seguir a pesar de todo" porque mi hermana decía y era cierto que era un disfruton de la vida y que teníamos que seguir adelante porque si no donde estuviera se iba a enfadar y no poco, con que así que fue cuestión de tiempo y supere el duelo, pero costo, aunque eso si lo echo mucho de menos, su risas, sus palabras y sobre todo verlo disfrutar de las cosas que tanto le gustaban, pero se que allá donde este esta feliz porque yo lo soy y con eso me quedo.
    Ya sabes donde estoy por si necesitas desahogarte y porque no si te apatece un fin de semana bajarte a Elche avisa y te hacemos un tour que esta ciudad ya sabes que es muy bonita.
    Un beso y me alegro mucho leerte y mucho ánimo.
    TERE.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Algo tenemos en común, Tere, además de ser las dos "de la terreta": una hermana que vale un potosí. Mi gente más cercana conoce del papel de la mía en mi vida y durante el duelo. No sé cómo me las hubiera arreglado sin ella con ese dolor del que hablas en el pecho y que nunca antes sentí.

      Da por hecho que si algún día visito Elche te aviso, eres estupenda.

      Un abrazo fuerte.

      Eliminar
  12. Hola, Gema. Te agradezco infinitamente tu ofrecimiento. Sí, me contaste todo en los mails que intercambiamos en su día y me fueron de ayuda tus palabras, la verdad.
    Desde luego pasaste una etapa dificilísima pero ahí estás, siempre dispuesta a ayudar dando tan buenos consejos como el de que hay que disfrutar de los que quedan. Cierto, no son eternos y, a veces, lo olvidamos.

    Me entendiste y entiendes bien al decir "aunque lo de tu padre te duela mucho". Así es.

    Un abrazo muy fuerte y muchas gracias por todo.

    ResponderEliminar
  13. La felicidad depende solo de ti
    No puedes echarle la culpa a nadie si no eres feliz

    ResponderEliminar
  14. Creo que no has comprendido lo que quería decir. La felicidad no tiene que ver con la tristeza: uno puede ser feliz y estar triste. O ser un/a infeliz y estar alegre.
    Entender esto requiere un poquito de inteligencia emocional.

    ResponderEliminar
  15. Muchas gracias, Josep, por tu deferencia en venir rápido a leerme.
    Por eso y por todas tus palabras. Es tal cual lo dices: todo parece irrelevante en algunos momentos de bajón, todo salvo el propio dolor. Sí es cierto que escribir ayuda, a mí siempre me fue bien sacar todo fuera, de la forma que sea.
    Intentaré, pues, que por estos lares vuelva poco a poco todo a la normalidad.

    Un fuerte abrazo, amigo.

    ResponderEliminar
  16. Hola preciosa,
    Cada uno requiere su tiempo y no puedo ni quiero imaginar ese terrible dolor, que sé que es inevitable. Todos tenemos nuestros tiempos ante una pérdida, es sabio conocernos y sobre todo hacernos caso: si no apetece, no pasa nada. si no se puede pues no se puede y cuando uno, poco a poco va sacando la cabecita pues entonces se empieza a hacer siendo consciente de que siempre estará ahí. Y como me dijo una amiga, eres afortunada por disfrutar de los tuyos tantos años y sí, saberlo y agradecer lo vivido y amado. Te han querido mucho y has querido mucho y lo sigues haciendo, eso no todos pueden decirlo.
    Un petonàs enorme bonica

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, Conxita, amiga meua. Gràcies per tot el que me dius.

      Creo que en el adverbio "mucho" que empleas está el quid; y, como siempre, tienes razón, no todo el mundo puede decirlo. Yo me siento muy afortunada por ello.
      Hoy precisamente ha caído en mis manos un texto que decía algo así como que el duelo y el dolor son amor, y necesitan existir sin tener la presión de "embellecerlos" y sin que nadie sea quien para "desautorizarlos". Viene a ser el fondo de tu comentario.
      Yo perdí a quien más me quería y, a la vez, más me necesitaba. Perdí así un "rol" que tenía y eso es un dolor añadido. Es necesario después de esto reubicarse, y en ello estoy.

      Te mando un abrazo fortísimo ♥

      Eliminar
  17. Mi más sentido pésame, CHELO querida. Yo estuve ausente carios meses del universo bloguero y hace poco que me reincorporé. Vengo a leerte y me encuentro con todo este dolor. Soy una convencida de que al final, todos nos volveremos a encontrar, mientras, tu padre estará siempre presente en el corazón de todos sus seres queridos.

    Has descrito muy bien el proceso del duelo en este escrito. Así es. Toma su tiempo y hay que atravesarlo, aunque sobrevengan momentos de tristeza luego. No hay que reprimirse. Es así y punto. Y poco a poco, la vida sigue su curso, aunque no merme el dolor, éste se hace más tolerable. Un abrazo con todo mi cariño.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, Myriam. Perdona la tardanza en responderte. Se me pasó, la verdad. Hoy que he publicado nueva entrada he recordado tu comentario.
      Agradezco mucho tus palabras y pienso igual, no hay por qué ahogar el dolor, hay que sentirlo y continuar adelante. Alternativas no hay.
      Te devuelvo un fuerte abrazo.

      Eliminar

♥ Tu opinión (me) importa ♥