Hace unos días me enteré de que la eminente psicóloga por la Universidad de Nueva York, Laura Rojas-Marcos, daba una charla-coloquio en la que hablaba sobre la culpa, a raíz de un libro que ha escrito y que titula precisamente así: "El sentimiento de culpa".
De ella, de Laura, había oído hablar y el tema me interesaba, así que, como no podía ser de otra manera, libreta en mano (como cuando fui a ver a mi adorado Victor Manuel, ¿recordáis? aquí os dejo el post y su continuación en este otra entrada) asístí a la charla, me senté muy cerquita (en cuarta fila) y pude observar y escuchar todo lo que esta gran mujer tuvo a bien contar.
De ella, de Laura, había oído hablar y el tema me interesaba, así que, como no podía ser de otra manera, libreta en mano (como cuando fui a ver a mi adorado Victor Manuel, ¿recordáis? aquí os dejo el post y su continuación en este otra entrada) asístí a la charla, me senté muy cerquita (en cuarta fila) y pude observar y escuchar todo lo que esta gran mujer tuvo a bien contar.
Llegó sonriente y envuelta en aplausos al pasar por el pasillo central de la sala, dirigiéndose hacia la mesa desde la que iba a hablar y ser entrevistada por un periodista que le acompañaba. Desde ese preciso momento, me cayó muy bien. La gente que sonríe, para mí ya tiene mucho ganado.
Luego, con su peculiar acento andaluz (barnizado levemente con un toque del inglés en momentos puntuales), hicieron la delicia de los asistentes.
De ella misma contó que ha vivido en muchos países y ha conocido diversas culturas, que su pasión es viajar (y no solo en plan turismo), que se considera una persona tranquila y equilibrada (como para no serlo...) y yo, por la cantidad de anécdotas personales que contó, me atrevo a decir que es muy amigable también.
De ella misma contó que ha vivido en muchos países y ha conocido diversas culturas, que su pasión es viajar (y no solo en plan turismo), que se considera una persona tranquila y equilibrada (como para no serlo...) y yo, por la cantidad de anécdotas personales que contó, me atrevo a decir que es muy amigable también.
Lleva más de 20 años trabajando y, según afirmó, en sus sesiones de terapia el tema de la culpa sale constantemente, ya que el 97% de la población tiene capacidad para sentirla (el 3% restante son personas con trastornos psicóticos).
Hecha esta introducción, paso a contaros lo interesante de su charla, no sin antes avisaros de que quizás lo haga en varias, digamos, sesiones (por emplear la misma jerga), ya que todo lo que allí escuché considero que merece ser compartido.
Empezó diciendo algo tan básico como que "a la culpa le sigue la disculpa", mencionando seguidamente ese proverbio árabe que dice: "Si me engañas una vez, tuya es la culpa; si me engañas dos, es mía".
Y es que, según Laura, para que se produzca el cambio emocional necesario ante cualquier conducta por la que nos sintamos culpables, hay que saber pedir perdón y la otra parte ha de saber perdonar, pero también hay que saber diferenciar entre la culpa real (cuando no se ha dicho o hecho algo que debíamos hacer, o se ha tenido un mal comportamiento o una actitud que daña) y la culpa falsa (que nos hace sentirnos responsables de algo que no nos corresponde; es la que nos montamos nosotros mismos en nuestra cabeza).
En líneas generales, nos hace sentir culpables la necesidad de sentirnos aceptados, queridos, acompañados; en definitiva, la necesidad de sentir que "tenemos un lugar en este mundo", ya que es importante "sentirnos conectados". Cuando esto no sucede, entra en juego la tristeza y algo se acaba rompiendo y produciendo rechazo, ya que si la percepción que tenemos de nosotros mismos es negativa, la que tenemos del mundo también lo es. Y, por ende, la que los demás tienen de nosotros, sin duda, también.
En todo este tema, según la experta, juegan un papel importante las expectativas y el miedo "al qué dirán", es decir, el ser esclavos de lo que piensen los demás de nosotros.
Según ella hay personas que viven enganchadas a la opinión de los demás y no se valoran a sí mismos si no es a través de la visión de los otros (Laura lo dijo con esta expresión tan gráfica: "si la vida es una sartén, el mango lo tienen otros").
Según ella hay personas que viven enganchadas a la opinión de los demás y no se valoran a sí mismos si no es a través de la visión de los otros (Laura lo dijo con esta expresión tan gráfica: "si la vida es una sartén, el mango lo tienen otros").
Si no tenemos claro que a todos no podemos gustar, podemos caer en la frustración; sobre todo cuando queremos que nos quieran los que nosotros queremos (aunque parezca un juego de palabras).
¿Cómo trabajar esto? pues sencillamente centrándonos en averiguar qué cosas son importantes, quiénes son importantes y sacan lo mejor de nosotros mismos, y detectando a las personas "tóxicas" que todos, en mayor o menor medida, tenemos a nuestro alrededor.
Considera que esto es lo más importante de todo: identificar a estas personas mediante un sistema de alarma interior del que todos disponemos, alejándonos de ellas en la medida de lo posible.
Expuso el caso de una amiga suya, llegando a confesar que ella (Laura) inventa cualquier excusa o mentira "blanca" para alejarse de esta amiga cuando ésta entra en bucle porque, como dijo, "una cosa es acompañar y otra hacer propio algo que no es ", y añado yo: y, a consecuencia de ello, hundirte.
Considera que esto es lo más importante de todo: identificar a estas personas mediante un sistema de alarma interior del que todos disponemos, alejándonos de ellas en la medida de lo posible.
Expuso el caso de una amiga suya, llegando a confesar que ella (Laura) inventa cualquier excusa o mentira "blanca" para alejarse de esta amiga cuando ésta entra en bucle porque, como dijo, "una cosa es acompañar y otra hacer propio algo que no es ", y añado yo: y, a consecuencia de ello, hundirte.
Con mucha gracia añadió: "mejor darle una excusa que no un zarandeo", ya que no se puede ayudar a quien no se deja ayudar.
Matizó que no está hablando en ningún momento de personas depresivas o deprimidas; no, no, se refiere a personas que son negativas todo el tiempo.
Matizó que no está hablando en ningún momento de personas depresivas o deprimidas; no, no, se refiere a personas que son negativas todo el tiempo.
Las definió como "sincericidas" y, dándose Laura golpes de pecho, dijo con aire majestuoso y voz profunda (lo que provocó la risa de los asistentes), que son las que hablan "en nombre de la sinceridad" y que provocan en quienes les escuchan la necesidad de salir corriendo ya que acaban chupando la energía, haciéndoles sentir mal y hasta culpables, y éste es un sentimiento que hay que superar, porque
"La culpa corta las alas de la felicidad junto con
el miedo y la depresión”.
Laura Rojas-Marcas
Y hasta aquí la primera sesión.
Qué interesantísima debió de ser la charla, teniendo en cuenta lo interesante de tu post. Me parece un tema apasionante el de la culpa, verdadera o falsa. Y creo que la culpa falsa es más dañina que la real, porque de ésta puedes disculparte, puedes decir que lo sientes y rectificar, pero ¿cómo rectificas algo que realmente no depende de ti ni es fallo tuyo?
ResponderEliminarMe parece alucinante que haya gente que es infeliz debido a lo que piensa la gente de ella. Es algo que yo nunca he logrado sentir. Me refiero a que nunca me ha importado lo que piense alguien de mí. Bueno me importa lo que piensen mis amigos y personas queridas, pero esas personas suelen ser generosas en sus juicios. El "qué dirán" en general, no me afecta y además, con mi despiste, no suelo enterarme.
Vaya rollo te he metido!!
Un beso.
Exactamente, Rosa, de la culpa real puedes pedir disculpas, de la falsa o imaginaria, ésa...ésa es otro cantar.
EliminarAún a riesgo de extenderme en los comentarios (ya que este tema da para un debate), te contaré que a mí me ha llevado tiempo diferenciar ambos tipos de culpa cuando las he sentido.
Te pongo un ejemplo: trabajé muchos años como interina en un Juzgado en un puesto superior al de una compañera (funcionaria titular) a la que yo, por estar ocupando quella plaza, le impedía promocionar a esa escala superior.
Lo pasé fatal porque ella me veía la culpable de su "no promoción", y yo también llegué a sentirme culpable por ello.
Con la perspectiva que dan los años comprendí que mi culpa era "falsa". Ella hubiera considerado "culpable" a cualquiera que hubiera estado en mi puesto, no a mí con mi nombre y apellidos.
En consecuencia, no tenía yo por qué responsabilizarme de que ella no ascendiera. Cualquiera que ocupara el puesto era el "culpable" y eso es falso. No siempre "culpa" es igual a "causa".
¿El qué dirán? a mí, como a ti, sí me afecta lo que piensen las personas a las que quiero. Me importa de ellas.
¡Y de rollo nada, amiga! me ha encantado tu comentario.
Un beso grandísimo.
Desde luego por lo que en esta primera entrega dices la conferencia debió de ser muy interesante. El asunto lo es, y mucho. Esa referencia a la 'culpa falsa' me ha hecho pensar en el libro que estoy leyendo ahora, "Instrumental" de James Rhodes un concertista de piano que sufrió abusos durante su niñez y siempre arrastró un profundo sentimiento de culpa. Y yo me digo, "culpa falsa", evidentemente.
ResponderEliminarUn beso, Chelo
Corroboro lo que dices, Juan Carlos: evidentemente esa culpa a la que aludes del libro que estas leyendo es totalmente falsa.
EliminarSi dices que el concertista que sufrió los abusos era niño cuando sucedieron los hechos, ahí la culpa (falsa) surge por la vergüenza que sentiría a la propia conducta o palabras.
Cuando se es niño el concepto culpa es muy amplio, y el error está, en no solo asumirla sino también en arrastrarla.
¡Gracias por tu comentario y por tu aportación!
Un beso, amigo.
Qué interesante!!!!! Yo con esto de la culpa tengo sentimientos encontrados porque de las cosas que me siento culpable no tienen arreglo, son cosas concretas, me explico. Llevo días agobiada porque yo tenía un conejito que se puso enfermo. El año pasado estuvo muy mal pero tras muchos cuidados remontó. Este año al primer síntoma lo llevamos al veterinario y después de mes y medio de tratamiento, 3 radiografías y una eco me dijeron que no había solución. Yo me lo llevé a casa para darle todos los cuidados paliativos y el veterinario me hizo prometer que si lo veía sufrir lo llevaría para "dormirle" porque es inhumano e indigno permitir el sufrimiento. Dije que sí pero cuando empeoró me costó horas decidirme, llamé para hablar con él porque me veía incapaz de llevarlo y lo pasé fatal. Cuando lo llevé lo revisaron y me dijeron que le quedaban como mucho 24 horas de vida y sufriendo así que había que aliviar ese dolor,nos despedimos de él y lo durmieron. Primero la culpa era porque no le podíamos salvar y desde entonces la culpa es que tal vez tenía que haber ido unas horas antes, uffff, no dejo de pensar en ello. Y eso me pasó con una gata. Y con el tema de mi padre ni te digo, fue todo tan rápido que me sigue abrumando la culpabilidad, pero claro, hay que aprender a vivir con ello y hay que ser feliz y no lastrar a los demás así que aunque lo pienso y a veces me desahogo como ahora con tigo hay que mirar al frente y quedarse con lo bueno de la vida. Menudo rollo te he metido. Muy feliz sábado y estoy deseando leer la segunda parte.
ResponderEliminarConmigo te puedes desahogar las veces que quieras, querida Gema. Yo estoy encantada, vaya esto por delante.
EliminarMira, con el caso que nos has compartido y que te agobia te adelantas a lo que está por venir en otra sesión, pues es un claro ejemplo de lo que Laura llamó "autoexigencia".
Pero no quiero esperar a hablar de ello para decirte que no puedes prevenir sucesos, Gema, no puedes sentirte culpable por no poder prevenirlos, ni mucho menos evitar que sucedan.
Si hiciste con el conejito lo que estaba en tu mano, no te culpes por lo que no lo está: tú no le podías salvar.
Si por estar pensándolo tardaste en llevarlo (cosa que entiendo perfectamente), no por ello el resultado hubiera sido distinto. Tú actuaste en base a lo que te dictó tu conciencia, cuidándolo hasta que ya tuvo la ciencia que hacer el resto, ¿dónde está el mal? No hay mal, hay dolor por la pérdida.
Y con la gata seguro que fue igual.
Respecto a tu padre, te escribiré literal algo que dijo Laura y repetiré en las otras sesiones, por si desde ya te puede ayudar: "A veces la culpa forma parte del duelo", hay que contar con ello y no castigarse mucho.
¡Un besazo, Gema! De rollo nada, me ha gustado mucho tu comentario, es la vida en estado puro.
Interesante y docente, entiendo lo bien que pudiste pasarlo y espero que nos sigas contando. Un abrazo
ResponderEliminarMuchas gracias por tus adjetivos,Ester. Os seguiré contando absolutamente todo lo que dijo esta gran mujer.
EliminarBesos
Muy interesante. Por cierto ¿eshija del psiqyiatra Rojas Marcos?
ResponderEliminarEspero tu segunda entrega.
Un besazo
Sí,es su hija, y contó una anécdota sobre su padre y era que,según la forma de ser de cada uno de sus hijos, pues les regañaba (o castigaba si era menester) de una forma distinta.
EliminarGracias por tu comentario y besos,Tracy.
Gracias por compartir el contenido de la conferencia, creo que a todos nos viene bien aprender sobre lo que cuentas tan bien.
ResponderEliminarPor cierto no solo debemos alejarnos de las personas tóxicas, también analizarnos para no serlo o llegar a serlo en algún momento. No pensemos que los culpables siempre son los demás.
Besos
Claro, claro, entiendo lo que quieres decir: analizarnos para no caer en la negatividad, que sería lo deseable. Por otra parte, creo que nadie en su sano juicio se reconocería a sí mismo con el calificativo de'tóxico'.
EliminarPrecisamente lo que los caracteriza es pensar que son los demás quienes tienen la culpa.
Menos mal que tú de tóxico nada,Francisco; al contrario, muy sano :-)
Muchos besos, amigo
Cuando nos quedamos anclados en la culpa nos mermamos como personas y ese baja autoestima hace que no veamos la verdadera felicidad.
ResponderEliminarBesos
Exacto,merma la autoestima porque el sentimiento de culpa nos hace empequeñecer ante nuestros propios ojos.
EliminarGracias por tu aportación Ilesin,un beso.
Que articulo más interesante y que bien me ha venido leerlo, me ha encantado "una cosa es acompañar y otra hacer propio algo que no es" muchísimas gracias por compartir esto con nosotros!
ResponderEliminarParece tan obvia esa frase, y sin embargo es lo que hacemos muchas veces con la mejor de las intenciones, sin darnos cuenta de que nos sobrecargamos y nos acabamos hundiendo. Por tanto,mejor "acompañemos", como dijo Laura.
EliminarMe han alegrado mucho tus palabras, Carmen,un beso.
Para ser una primera sesión, querida Chelo, ya tenemos material más que suficiente para reflexionar :) Sin duda escuchar a esta mujer debe ser un auténtico deleite, especialmente si como a mí, te interesa el tema.
ResponderEliminarPor razones que no vienen al caso últimamente he visto a personas cercanas ser víctimas de una culpa que en mi opinión era injustificada. Doy fe de que es un sentimiento terrible, especialmente si eres joven y no posees las herramientas necesarias para analizarlo y combatirlo.
Ya veo que disfrutaste de la charla, de lo cual me alegro mucho, y espero con ganas las siguientes entregas que compartas con nosotros. La verdad es que ha sido un gustazo leer tu resumen. ¡Gracias por hacernos partícipes!
Un beso enorme y feliz domingo, guapa.
No te quepa duda, amiga, que escuchar a esa mujer fue un placer. Podía haber estado horas ya que tenía al público completamente metido 'en el bolsillo'.
EliminarRespecto a lo que comentas acerca de esas personas que parecen sentirse culpables, opino que cuando somos jóvenes no tenemos el bagaje emocional suficiente para discernir entre cosas de las que sí somos responsables y cosas de las que no.
Creo que es humano atribuirse culpa en situaciones que están fuera de nuestro alcance y que no salen bien, ya que siempre necesitamos encontrar un porqué, pero nuestro yo más consciente ha de hacernos entender que no es así. Desde luego, es tarea complicada cuando son los demás quienes lo ven y uno mismo no.
Además de mandarte un fuerte abrazo, te agradezco mucho tu comentario, Julia.
PD: Sí, haré más post/s sobre lo que contó Laura ;-)
Muy interesante. La culpa puede ser muy corrosiva y hay que aprender a eliminarla, reconociendo que se actuó mal y reparando el daño provocado.
ResponderEliminarUn abrazo.
Acertadísima palabra para calificar la culpa: "corrosiva".
EliminarY todo lo corrosivo hay que que hacerlo desaparecer, claro que sí.
Muchas gracias, Sara, ¡otro abrazo para ti!
Podría escribir una entrada con comentarios a la tuya de lo interesante que es todo lo que nos cuentas.
ResponderEliminarQué importancia tiene la disculpa cuando uno cree haber actuado mal. Y me parece que eso es algo que muy pocos practican. Pedir perdón no es rebajarse, como muchos piensan, todo lo contrario, hay que ser muy íntegro para reconocer que uno se ha equivocado y luego tener la valentía de pedir disculpas.
En cuanto a las personas tóxicas (no me gusta el término pero lo acepto por lo extendido que está) creo, al contrario que Francisco, que sí hay que alejarse, o al menos saber hacerse inmunes a su toxicidad. Aunque lo más difícil me parece que es reconocer el tóxico, la mayoría de los venenos se presentan con sabores agradables para enmascarar su peligrosidad.
Bueno, querida compi, lo dejo ya aunque podría extenderme mucho más porque me has dado mucho que pensar.
Genial entrada.
Un beso grande de domingo.
Tienes razón. Tu comentario me ha hecho recordar esa frase que dice "Quien pide perdón primero es el más valiente, quien perdona primero es el más fuerte, quien olvida primero es el más feliz".
EliminarEl pedir disculpas es un acto que libera. Y yo creo que, aceptarlas, también.
Respecto a las personas tóxicas, opino que ciertamente hay que poner barrera porque no podemos dejarnos arrastrar por las emociones negativas de los otros o nadar en el fango en el que algunas personas parecen estar tan a gusto.
Lo mismo dijo Laura: lo difícil es 'identificar' esa toxicidad.
Mil gracias por tu comentario tan completo, ¡y tanto que daría para un debate!
¡Un besazo enorme, pretty!
Hola Chelo, muy bien por darnos a conocer la charla coloquio del sentimiento de la culpa.
ResponderEliminarYo doy conferencias sobre la autoestima, que tiene mucho que ver con la culpa.
Me gusto escuchar el trocito de Laura Rojas, se ve una mujer muy sencilla.
Gracias Chelo.
Un abrazo
Sí sí, Laura parece muy sencilla, empática y natural.
Eliminar¡Ya me gustaría a mí escucharla a Ud. hablando sobre la autoestima! seguro que sus reflexiones sobre el tema son buenísimas.
Gracias por venir, cuídese y espero verla pronto.
Ya verá como todo sale bien, ¡un beso muy fuerte, Sor Cecilia!
Gracias Chelo por compartir este interesante post que daría para muchos y muchos comentarios.
ResponderEliminarMe ha venido una frase que corre por internet que viene a cuento sobre "Las peores tormentas son las que nos montamos en nuestra cabeza", a veces entramos en pensamientos recurrentes (con sentido o sin ninguno) y nos torturamos con ellos como pasa con la culpa real o la falsa como la nombra Laura. Una buena autoestima y situar las cosas dónde toca y cómo toca, ayuda y sí, alejarse de las personas "sincericidas"(me ha hecho reír el nombre acertadísimo), yo las llamo "agujeros negros" porque parecen absorber la energía, sobre todo la positiva y sí, esas personas cuanto más lejos mejor, no aportan y lo que no aporta mejor bien lejos.
Un beso guapa
Lo has dicho muy clarito, Conxita: situar las cosas dónde toca y cómo toca.
EliminarPero esas tormentas de nuestra cabeza (que son irracionales muchas veces) es curioso que podamos verlas en los demás pero que nos cueste más en las nuestras.
Totalmente de acuerdo, hay que sumar, y lo que reste, bien lejos.
Mil gracias por tu comentario, ¡un beset, solet!
El tema de la culpa está demasiado arraigado en las personas, es algo que no deja ser feliz, por suerte, ese alto porcentaje que ya "sabe sentirla" es un punto positivo para poder salir de esa prisión. Lo primero es reconocerla para no actuar de víctima.
ResponderEliminarEs de entendimiento y madurez espiritual dejar atrás a esas personas nocivas aunque sea con mentiras "blancas" De hecho creo, que todos hemos podido ser considerados en algún momento de serlo.
También hay que saber perdonar, pero de verdad, no acatando una frase que ahora me hiciste recordar con tu post. "Perdono pero no olvido"
Una charla de Laura que debió ser bien merecida escucharla y aprender de ella. A ti te quedó fantástica la exposición, Chelo. Esas frases subrayadas en azul, no tienen desperdicio.
Hasta la próxima entrega.
Un abrazo grande.
Gracias, Mila, por todas tus estupendas reflexiones sobre el tema. Efectivamente, perdonar es pasar página y partir de cero. Si no lo haces, no estás perdonando de verdad.
EliminarAunque también es cierto que, a veces, no puedes perdonar 'de puertas para afuera' (aunque internamente sí) porque hay personas que nunca piden perdón, y digo yo que todo siempre siempre bien no lo hacen, es imposible.
Esa frase de "yo perdono pero no olvido" se la dijo una señora para ver qué pensaba ella y, aunque hablaré de ello en el siguiente post, dijo que en el fondo lo que subyace es rencor (pese a que nadie lo suele admitir).
Gracias por tus, siempre, amables palabras, amiga, ¡un fuerte abrazo!
Uff, qué tema que nos traes, Charo!! Yo diría que quien no sienta culpa por alguna cosa, que arroje la primera piedra. El tema con la culpa, que las religiones han sabido explotar tan bien para hacernos más esclavos de sus dogmas, es que a veces ni siquiera somos conscientes de que es culpa lo que sentimos o los que no mueve a hacer ciertas cosas o a comportarnos de cierto modo. Será sumamente interesante seguir ahondando en el tema a través de tus próximas entregas, y con libreta en mano ;)!
ResponderEliminarUn beso grande.
Fer
Así es, Fer. Creo que eres la primera persona que liga el tema de la culpa con la religión. Según ella, la culpa está determinada, además de por factores sociales y culturales, por factores religiosos que hacen que desencadene en un arrepentimiento y en una solicitud de perdón.
EliminarYo no he visto cosa más inútil que el arrepentimiento, porque duele a quien lo sufre y no arregla nada.
Muchas gracias por tu comentario, y aquí te espero ;-)
¡Muchos besos!
Si, Laura Rojas-Marcos es hija del eminente psiquiatra Luis Rojas Marcos afincado en Nueva York, de ahí que ella sea americana de nacimiento y domiciliada en Sevilla si no estoy mal informada. De manera que en este caso se cumple esa máxima que dice "De tal palo, tal astilla" porque ella es una gran psicoterapeuta y con una simpatía arrolladora.
ResponderEliminarEn cuanto al tema de la culpa, "el victimismo" que abunda tanto por desgracia y que llega a colapsar cualquier acercamiento hacia ese tipo de personas con las que habitualmente su único tema de conversación es lo mal que lo están pasando y la de ayuda que necesitan de los demás... ¡Claro! de ahí se deriva ese síndrome del "sincericidio" que las acompaña, y que si o si se niegan a escuchar a los demás, que también "sufren lo suyo" pero no le dan el "tostón" (por no decir un taco) a nadie con semejante insolencia y falta de respeto.
Muchísimas gracias por compartirlo, amiga Chelo y seguiré pendiente de tus nuevas publicaciones.
Te regalo una "sesión" de besos que animen tu inicio de semana.
Así es, querida Estrella, todo lo que has contado de Laura, aunque dijo que desde 2002 vive en Madrid.
EliminarMe encanta que saques el tema de esas personas que solo saben hablar de lo mal que están y que, como dices, no escuchan. Con lo importante que es escuchar, mejor les iría.
No he entendido nunca lo del victimismo, ¿para qué se usa, para dar pena y que a un@ se le compadezca (en el mejor de los casos)? pues bien triste es esto.
Muchísimas gracias a ti por tus aportaciones y, sobre todo, por esa "sesión" de besos. Estos son la mejor terapia, sin ninguna duda ;-)
¡Otros tanto para ti!
Hola Chelo:
ResponderEliminarTuvo que ser una charla muy muy interesante, y la me ha gustado mucho esta primera parte.
La culpa tiene mucha tela y también es cierto que cada persona la toma de una manera diferente. Yo pienso que solo nos podemos sentir culpable de aquello a lo que realmente pensemos y seamos conscientes de que hemos hecho algo mal o hemos hecho daño al de enfrente, en ese momento hay que pedir perdón, ahora lo difícil son las películas que muchas veces nos montamos en la cabeza, y empezamos a sentirnos culpables, muchas veces por tonterias o cosas sin importancia, esa si que es una culpa que no existe pero sin querer pensamos que es así, yo tiendo muchas veces a ello, me paso la vida pidiendo disculpas por tonterias, Chari dice que em paso muchas veces, en fin que ya ves no es fácil el tema de la culpa pero lo bueno es saber reconocerla y también manejar la.
En cuanto a las personas toxicas, si yo te contará, pero ya te contaré si alguna vez tenemos ocasión, porque no es fácil de llevar cuando tienes alguien muy próximo con estas características y además quieres, en fin complicado, ahora lo llevo mejor pero durante muchos años no a sido nada absolutamente nada fácil. Y si lo mejor es alejarse de ese tipo de personas con esas característica.
Un beso y perdona el rollo. TERE
Gracias a ti, Tere, por tu aportación al post. Es muy loable esa actitud tuya que dices de pedir disculpas por todo, hasta por tonterías. Si Chari (a quien le has de dar muchos besos de mi parte) dice que te pasas muchas veces, es que te pasas, amiga. Sé más selectiva, que estoy segura que ni de la mitad ni de la cuarta parte de las cosas tienes la culpa tú.
EliminarRespecto a lo de la "toxicidad", claro que me encantaría que me contaras (de rollo nada). Yo solo creo que, si es alguien próximo y no se pude poner distancia física, al menos sí distancia "emocional".
¡Muchos besos!
Muy interesante esta entrada, Chelo. El tema de la culpa ya lo es bastante de por sí. Supongo que todos, con motivos o sin ellos, nos hemos visto acosados por ella. Lo que me llama la atención es que la gente 'sincera', sincericida más bien, sea tóxica. Imagino que habrá matices. La gente sincera que es capaz de resistir en su piel la misma sinceridad con que actua con los demás no la veo tóxica, sí a la gente negativa, que no asume responsabilidades de nada, cobarde, hipócrita, que se deja llevar por los demás para arrojar la primera piedra o, al revés, mitificar, que encumbre o hunde con facilidad espasmosa al otro, que no pide perdón nunca porque no reconoce sus fallos. Si por sincericida se entiende una persona resentida y envidiosa que quiere hundir al otro, entonces sí creo que habría que alejarse de ella por peligrosa. Un beso, Chelo.
ResponderEliminar¡Hola Ángeles! Verás, Laura empleó el término "sincericida" para referirse a esas personas que, efectivamente, enarbolan la bandera de la sinceridad sin medir consecuencias, con asertividad cero y con ánimo de dejar "socavones" en la conciencia de los demás. Por tanto, poco tienen que ver con con lo que entedemos por personas "sinceras".
EliminarTú también has dejado muy clara la distinción, ¡gracias!
Un beso, linda.
Me cuesta digerir bastante esto de las charlas y los libros que actúan de autoayuda. Siempre pienso: ¿tan clara la tiene esta gente? Deben tener la solución para todo en su vida. Pero bueno, es perjuicio mío. Por otro lado, es asombrosa la atención que prestaste a esa charla para crear esta entrada tan completa.
ResponderEliminarSaludos.
Pues si te digo que ella empezó la charla diciendo esto mismo que tú te preguntas, ¿cómo te quedas, Raúl O.?
EliminarNo, no tienen la solución mágica a todo pero tienen un aprendizaje de ventaja que los demás no.
Además, date cuenta que es más fácil resolver asuntos ajenos que propios.
Me siento halagada por tu asombro con la entrada, ¡gracias! Me gusta mucho la psicología y este tema me interesaba. No veo perjuicio en lo tuyo, cada uno tenemos unos intereses y temas y ninguno es mejor que otro.
¡Besos!
El realidad quise escribir prejuicio, jaja.
EliminarAhhh, ya decía yo que no veía el "perjuicio" por ningún lado ;-)
EliminarSi quisiste decir "prejuicio" ya lo veo claro. Y no pasa nada, todos tenemos hacia algunos temas o cosas.
Un beso, Raúl O., y gracias por la aclaración
Me imagino que debe ser hija del prestigioso psiquiatra que también se estableció en los EEUU.
ResponderEliminarRealmente todo lo que dice no tiene desperdicio y es digno de tenerlo en cuenta. Y cuanto antes se ponga en práctica sus consejos (hay que preservar nuestra autoestima a toda costa) muchísimo mejor pues llegados a cierta edad ser me hace cuesta arriba creer que podemos cambiar defectos de nuestra personalidad fácilmente.
Cuando os temores y a inseguridad han echo mella en uno a lo largo de toda su vida, un cambio drástico es casi imposible. Del mismo modo que los niños aprenden con muchísima más facilidad que un adulto, los jóvenes pueden reconducir un comportamiento erróneo mucho más fácilmente que una persona mayor (y hablo por mí, claro está).
Una entrada interesantísima y espero la continuación.
Un abrazo.
Muy buena tu apreciación, Josep Mª. Por desgracia así es. Cuántos más años se tiene, más difícil es "reconducir" una conducta porque ya está 'viciada' (en el mejor sentido de la palabra). Como se suele decir, el árbol se endereza desde pequeño.
EliminarMi opinión personal es que la forma de ser no cambia. Puede un@ cambiar la actitud o las conductas, pero a veces, para ello hace falta, incluso, 'tocar fondo'.
Muchas gracias por tus palabras, ¡otro abrazo para ti!
Estoy de acuerdo con ella al cien por cien. Lo que subyace es "el rencor" y es eso, es lo que debemos eliminar para sentir la paz.
ResponderEliminarGracias de nuevo, querida amiga.
Muchos besos.
Gracias a ti por volver, Mila. Buena frase para empezar el día: para sentir paz no hay que sentir rencor.
Eliminar¡Un beso, pretty!
Genial post!! Me encantan estos temas...Hoy día la sociedad esta muy subidita a nivel de orgullo y reconocimiento de que he hecho algo mal y tengo la suficiente humildad de pedir disculpas.
ResponderEliminarY quien no se equivoca alguna vez? Los seres humanos somos caóticos por naturaleza y nuestra consciencia un universo desconocido a nivel científico en el cual, tu puedes ver una situación desde un prisma diferente a la otra persona que tienes al lado.
Quien no desea escuchar lo que quiere oir, o que le hagan lo que uno espera recibir? Complicado...porque nos cerramos a esos que tanto nos halagar! Y a veces no se aprende nada nuevo así.
El rencor puede llegar a ser una enfermedad que nos corroe, excepto para psicópatas claro... Pero sí que es cierto eso de " gato escaldado del agua caliente huye"
Pero es tan sólo mi opinión...solo se que no se nada Chelito!
Besos!!
Sí que sabes, Gemita, y mucho...
EliminarSe nota que te gusta el tema, porque expones tu opinión con un énfasis contagioso.
Claro que todos nos equivocamos. Admitir un error es fácil. Lo difícil es, en casos, saber que se ha cometido, porque no siempre se es consciente de que se está haciendo o se ha hecho un daño.
Y tienes todita la razón en que no se aprende nada si tan solo nos 'cerramos' a los halagos que nos hacen. Como me encanta decir: no esperes nada de nadie, espera todo de ti.
Totalmente de acuerdo en que el rencor corroe, ¡es un sinvivir!.
Gracias por tu estupenda reflexión, amiga.
Un montón de besitos y que tengas un buen finde
He leído la ultima parte y he venido a leer esta. La verdad es que esta mujer da unas charlas estupendas, la vi en la tele o no se si a su padre. Pero el tema que ha tratado es interesante y se puede interpretar con muchos matices. La culpa se podría interpretar como una visualización de la vergüenza, y cuando es así, tenemos la voz de la conciencia, que nos avisa de cuando hemos hecho el mal. Nos guía para reflexionar de donde está el daño hecho y nos obliga a pedir perdón. Y es de ser humildes reconocer que hemos hecho algún mal a otra persona y pedir perdón. Pero cuando tu no tienes la culpa y te arrastran con mala intención a pensar que tu no tienes la culpa te pueden hacer mucho daño. Si no te mantienes firme intentan bajarte la ato-estima Y en ese caso en mejor hacer un muro y evadirse de estar al lado de la persona que te quiere hacer daño contra terceras personas. De todas formas hay muchos matices y clases de culpa por lo cual en cada caso es para pensar y reflexionar. Creo que estoy alargándome mucho y en este caso es mejor escuchar a los que saben de estos temas. Un abrazo
ResponderEliminarNo sabes cuánto siento comprobar que no respondí este comentario, así que mis más sinceras disculpas.
EliminarTienes mucha razón, la voz de la conciencia es esa "alarma" de la que Laura hablaba. Cada uno tiene esa propia voz y actúa en consecuencia. El problema es, como dices, cuando te la quieren imponer.
Muchas gracias por mostrar tu punto de vista, y muchos besos en compensación ;-)