Nando conoció a Eva en una reunión de vecinos. Le
resultó muy empática porque salió en su defensa cuando uno de ellos,
Rodolfo, le acusó de dejar la bicicleta en el rellano de la escalera e
invadir una zona de paso. Ella le espetó sin contemplaciones a este último: "Pues peor es dejar el cubo de basura como haces tú".
Cuando acabó la Junta, Nando y Eva se quedaron cruzando unas palabras y él creyó ver un brillo especial en sus ojos que no acababa de descifrar. Intercambiaron sus teléfonos y, de inmediato, Nando le empezó a enviar mensajes a todas horas. Ya le decía su madre que no tenía término medio, o todo o nada.
Eva pensó que debía dejar las cosas claras cuanto antes y, un día que se lo encontró en el portal, le sacó el tema como quien no quiere la cosa dejándole muy claro que su interés por él no iba más allá de las relaciones de buena vecindad.
Nando se sonrojó y se sintió avergonzado por lo que él intuyó que eran unas calabazas en toda regla.
En lugar de mensajes, Eva empezó a recibir postales anónimas en el buzón. Como siempre iba con prisas, las sacaba colocando la mano por el hueco, hasta que un día en que parecía tener más correspondencia de la habitual abrió con la llave. Allí, entre tanta carta, vio un montón de arañas que le hicieron lanzar un grito que oyeron hasta los vecinos del ático.
Eva, que de tonta no tenía un pelo, ató cabos; sin embargo, ni muerta era capaz de pensar que detrás de lo sucedido pudiera estar la mano de su despechado vecino.
Un día, al llegar desde el garaje al hall de su edificio, vio de lejos a alguien parado enfrente de los buzones. De puntillas y sin hacer el menor ruido se escondió detrás de una columna para poder observar mejor sus movimientos. Se olía que algo tendría que ver con "lo suyo". Apenas podía distinguir quién era porque era de noche, estaba la luz apagada y ella evitó encenderla.
Esa persona parecía coger con una bolsa de plástico algo del interior de un bote, algo extraño que soltaba dentro de un buzón que desde la distancia no acertaba a divisar.
De repente, esa persona comenzó a andar en la oscuridad hacia donde ella estaba. Le latía tan fuerte el corazón que temía que la encontrara allí agazapada espiando.
Por suerte, cogió el ascensor y Eva suspiró aliviada. Tenía la intuición de que en ese bote lo que había era arácnidos, así que se quedó mirando expectante los números luminosos que indicaban por qué planta iba pasando. Recorrió la primera, la segunda, la tercera, la cuarta... Ella esperaba que se parara en la quinta, la de Nando, pero cuál fue su sorpresa que lo hizo en la sexta, la de Rodolfo.
E inmediatamente pensó en esa frase que dice "quien no tiene enemigos o no ama la justicia o nunca dijo la verdad ".
Cuando acabó la Junta, Nando y Eva se quedaron cruzando unas palabras y él creyó ver un brillo especial en sus ojos que no acababa de descifrar. Intercambiaron sus teléfonos y, de inmediato, Nando le empezó a enviar mensajes a todas horas. Ya le decía su madre que no tenía término medio, o todo o nada.
Eva pensó que debía dejar las cosas claras cuanto antes y, un día que se lo encontró en el portal, le sacó el tema como quien no quiere la cosa dejándole muy claro que su interés por él no iba más allá de las relaciones de buena vecindad.
Nando se sonrojó y se sintió avergonzado por lo que él intuyó que eran unas calabazas en toda regla.
En lugar de mensajes, Eva empezó a recibir postales anónimas en el buzón. Como siempre iba con prisas, las sacaba colocando la mano por el hueco, hasta que un día en que parecía tener más correspondencia de la habitual abrió con la llave. Allí, entre tanta carta, vio un montón de arañas que le hicieron lanzar un grito que oyeron hasta los vecinos del ático.
Eva, que de tonta no tenía un pelo, ató cabos; sin embargo, ni muerta era capaz de pensar que detrás de lo sucedido pudiera estar la mano de su despechado vecino.
Un día, al llegar desde el garaje al hall de su edificio, vio de lejos a alguien parado enfrente de los buzones. De puntillas y sin hacer el menor ruido se escondió detrás de una columna para poder observar mejor sus movimientos. Se olía que algo tendría que ver con "lo suyo". Apenas podía distinguir quién era porque era de noche, estaba la luz apagada y ella evitó encenderla.
Esa persona parecía coger con una bolsa de plástico algo del interior de un bote, algo extraño que soltaba dentro de un buzón que desde la distancia no acertaba a divisar.
De repente, esa persona comenzó a andar en la oscuridad hacia donde ella estaba. Le latía tan fuerte el corazón que temía que la encontrara allí agazapada espiando.
Por suerte, cogió el ascensor y Eva suspiró aliviada. Tenía la intuición de que en ese bote lo que había era arácnidos, así que se quedó mirando expectante los números luminosos que indicaban por qué planta iba pasando. Recorrió la primera, la segunda, la tercera, la cuarta... Ella esperaba que se parara en la quinta, la de Nando, pero cuál fue su sorpresa que lo hizo en la sexta, la de Rodolfo.
E inmediatamente pensó en esa frase que dice "quien no tiene enemigos o no ama la justicia o nunca dijo la verdad ".
*Relato presentado a concurso (sin éxito) en la Comunidad "Escribiendo que es gerundio", en la sección "Alrededor de un tema" (había que emplear las palabras: "araña", "calabaza" y "muerto").
Hola! Pues está muy chulo el relato, una pena que no ganará. Muchas gracias por compartirlo!
ResponderEliminarUn saludo!
Muchas gracias a ti por tu valoración, Beatriz.
EliminarUn beso
Buen relato. un beso.
ResponderEliminarMuchas gracias por venir y opinar, Susana.
EliminarBesos
Como ya te he dicho en la comunidad, tu relato es muy bueno. Me gusta ese tono desenfadado lo ágil de su escritura y que hayas huido de todo lo relativo a Halloween, noche de difuntos, etc.
ResponderEliminarUn beso, guapa.
Yo es que no sé contar historias de miedo, Rosa.
EliminarAgradezco enormemente tus palabras, tanto en la Comunidad como aquí.
Un beso enorme, flamante y merecida ganadora del concurso ;-)
Está visto que lo de las comunidades de vecinos da para mucho y que no te puedes fiar de nadie. Mal bicho el tal Rodolfo.
ResponderEliminarMe ha gustado como has llevado el relato, como te dice Rosa con humor y de forma ágil.
Un petonàs bonica
¿Que si dan para mucho las comunidades de vecinos? ¡Para parar un carro, Conxita! Podría contar mil cosas como persona que ha estado al frente de la mía durante mucho tiempo.
EliminarAgradezco mucho que consideres ágil el relato. No hay nada que me hubiese gustado menos que el hecho de que resultase denso o pesado.
¡Un beset, solet!
Has salvado el reto con maestría. Las comunidades de vecinos dan para mucho. Un abrazo
ResponderEliminarP.D, te dejo un enlace: https://cincopalabras.com/
Es una web donde tienes un maximo de palabras para escribir un relato en el que tienes que usar cinco palabras que ellos te dan, manteniendo el orden. Puedes colaborar cada semana o cuando quieras, se publica un librito y se vende, se recoge dinero para diferentes causas. También puedes asociarte
¡¡¡Pero qué interesante, Ester!!! Muchísimas gracias por la info que me aportas y que pienso leer (y quizás, participar), y también por tus palabras sobre el relato.
EliminarUn beso
Es que las relaciones vecinales son un universo cerrado y en ocasiones perverso, je, je, je... Un relato que se lee con agilidad. Un estilo claro que tiene muy presente que narrar es contar una historia. Me encantó. Un abrazo!
ResponderEliminarBueno bueno...¡Qué contenta me quedo al leer que te encantó!
EliminarY qué bien has definido las relaciones vecinales, ¡aún te quedaste corto, David! ;-)
Muchas gracias y muchos besos.
Pues sí, el que no tiene enemigos no ama la justicia o es muy complaciente con todo el mundo para no meterse en líos. Una vez viví en un piso, durante un tiempo bastante largo e, inevitablemente, surgieron discrepancias en cómo usar el espacio público (unos vecinos utilizaban un cuarto de la azotea, de todos, como de ellos en exclusividad).
ResponderEliminarUn relato muy ligero, entretenido que tiene su trasfondo. Muy bien!!!!!
Un beso, Chelo.
No me resulta nada extraña tu anécdota, Ángeles. Gracias por traerla a propósito de este post.
EliminarLos peores son los enemigos "no declarados", esos que no sabes por dónde te van a salir. Defender lo que es justo o decir la verdad delante de quien sea muchas veces conlleva problemas, pero también mucha paz interior y tranquilidad de conciencia.
Un beso.
Pues yo lo veo original, además me ha gustado mucho, ¡pena que no te lo escogieran!
ResponderEliminarComo se suele decir y así lo pienso, lo importante es participar.
EliminarGracias por verlo original, Tracy.
Un beso.
A veces la venganza tarda en materializarse. Y también podría decirse aquello de que las apariencias engañan. Y bien cierta es esa frase final. Las verdades suelen soliviantar a los que se comportan inadecuadamente.
ResponderEliminarHas sabido usar muy bien esas tres palabras claves, jeje
UN abrazo.
Ay sí, Josep Mª. Hay algunas venganzas que no sabes de dónde proceden, y es que eso que se dice de que se sirve en plato frío digo yo que es porque tardan en "cocinarse", o materializarse como tú dices.
EliminarNo hay nada que ofenda más que decir una verdad con poca asertividad.
Gracias por traer aquí "tu" verdad sobre el relato ;-)
Un besazo.
La moraleja que dejas para el final con esa estupenda frase, es otro regalo añadido donde reflexionar hasta qué punto nos dejamos influir por las apariencias y como esa paradoja entre quien dice o no la verdad, lleva implícito el exceso de tolerancia o de falta de respeto a la justicia.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho cómo has sabido crear una interesante historia de actualidad y con el realismo suficiente como para reconocernos en la protagonista. Además teniendo en cuenta que se trata de un reto que limita la construcción de esta historia, pues aún tiene más mérito y lamento que no obtuviera premio.
Encantada de disfrutar de tus hermosas letras, amiga Chelo.
Un beso enorme guapísima.
Tus comentarios son siempre muy reconfortantes, querida Estrella. Haces que un@ se "reconcilie" con lo escrito porque encuentras la miga y el porqué de todo, ¡mil gracias!
EliminarCuánta razón tienes con lo de que nos fiamos por las apariencias. Y ya no solo por ellas, sino también muchas veces (y por desgracia) por lo que "presuponemos" sin más. Como esa protagonista que tiene claro que detrás del episodio de las arañas está la mano de Nando por haberle dejado clara la situación entre ellos, pues...¿qué indicios tiene para malpensar del pobre chico? ¡Todo está en su cabeza!
Gracias por tu calificativo hacia mis letras, te envío un abrazo muy fuerte.
Hola Chelo,
ResponderEliminarYa te lo comenté en la comunidad, me gustó mucho, :) Muchas veces damos por hecho cosas o circunstancias y más tarde cuando nos enteramos de la verdad, la sorpresa y el remordimiento nos alcanza. No deberíamos juzgar tan a la ligera, que la vida siempre nos sorprende.
Un relato para reflexionar.
Un beso enorme.
Justo esto le acabo de comentar a Estrella, y das en el clavo aludiendo a esos dos factores: la sorpresa y el remordimiento. Lógicamente la sorpresa no suele ser agradable cuando de lo que se trata es de admitir un error, y el remordimiento es lo más inútil que existe, pues ni dignifica ni repara.
EliminarGracias por tu acertadísimo comentario, amiga Irene.
Un beso muy fuerte.
¡Hola! Pues qué chulo, aunque no ganarás has hecho un relato de diez.
ResponderEliminarBesos.
Qué buena nota me das, Gema, ¡mil gracias! Me quedo encantada con tu comentario.
EliminarUn beso.
Una historia muy original y muy bien contada. Me ha gustado mucho Chelo.
ResponderEliminarQue te parezca original me complace mucho, porque yo no la veía así. Es por ello que te agradezco mucho el comentario, Marta.
EliminarEres muy bienvenida a mi "casa", te visito yo en breve.
Un beso.
Una pena que no ganarás porque a mí me encanta
ResponderEliminarNo pasa nada, Clara. Alguna vez será, o nunca, qué más da ;-)
EliminarGracias mil por tu comentario, ¡un beso!
Si es que hay que tener mucho cuidado con los vecinos. Me ha gustado mucho el relato, aunque no ganaras te ha quedado perfecto, yo me he enganchado desde el principio!! Un besito guapa
ResponderEliminarEs lo que más difícil me resullta, enganchar desde el principio. Es por ello que agradezco mucho tus palabras, María (como experta que eres en crear historias).
EliminarUn beso muy fuerte.
Hola. Lo siento, porque te merecías ganar, es un relato bastante original...Lo importante es que lo has disfrutado, es algo mucho más importante que simplemente escribir para ganar...Un beso!!
ResponderEliminarTienes dotes para intuir que lo he disfrutado,¡me encanta!
EliminarMil gracias por tus palabras, Tania, y bienvenida a mi blog.
Te visitaré en cuanto pueda.
Un beso.
Pues a mi me gusta. El que no te lo hayan premiado no significa nada.
ResponderEliminarVenga otro nuevo intento ya. Un abrazo.
Gracias y más gracias por ese empujoncito que me das, tocaya mía.
EliminarUn abrazo fuerte.
No siempre ganan los mejores relatos Chelo, a mi me ha encantado.
ResponderEliminarBesos.
Me siento muy halagada y reconfortada con tus palabras.
EliminarUn besazo, Conchi.
Pues hiciste un relato ingenioso con esas pocas palabras, te felicito.
ResponderEliminarRodolfo resultó ser bastante jodido.
Saludos.
Tú eres un artífice de los relatos e historias. Por tanto, que te parezca ingenioso me hincha como un globo.
EliminarRodolfo resultó ser bastante "araña" (ya que estamos), porque ya me dirás: deja el cubo de la basura en el rellano y porque le dan un toque, inunda de arácnidos el buzón de Eva.
Un beso, Raúl O.
Es imposible caer bien a todo el mundo y siempre habrá Rodolfos para amargar la existencia al prójimo.
ResponderEliminarPero lo de echar arañas por el buzón me parece de una crueldad desmedida. Con el asco que me dan las arañas, me lo hace a mí y me convierto en una asesina en serie, porque empiezo en el primer piso y no termino hasta llegar al ático.
Estupendo relato, compañera, y para mí también exitoso. Ganar concursos o perderlos no es muestra de calidad en ningún caso.
Un besote muy grande.
¡Qué compañera más maja que tengo! Como experta en letras que eres me alegra sobremanera lo que me dices, ¡mil gracias!
EliminarA mí me hacen lo de las arañas en el buzón (o donde sea) y me escuchan no los del ático sino los de la manzana entera, me dan asco y pánico, ¡todo junto!
Un besazo, amiga.
Yo no estoy nada de acuerdo en que tu relato no tuviera éxito en el reto de la Comunidad, Chelo. Comprendo a lo que te refieres, a que no ganó, pero creo que los comentarios de los compis dejaron claro que gustó y mucho :))
ResponderEliminarY dicho ésto, que si no lo digo reviento, añadiré que me encanta cuando las historias, además de entretener, nos hacen reflexionar y extraer conclusiones. Nando se pasó de listo interpretando la amabilidad de Eva como interés romántico y se lanzó a enviarle mensajes que resultaban fuera de lugar; y Eva se pasó de lista presuponiendo que sus percances con las arañas eran cosas del chico despechado. En esta vida hay que tener mesura y sensatez para sacar conclusiones, porque si no lo más probable es que nos equivoquemos.
Muy bien usadas y con gran originalidad las palabras del reto. Con participantes tan creativas da gusto.
¡Muchos besitos de viernes, Chelo!
¿Conoces la copla esa que dice "todito te lo consiento menos faltarle a mi madre"?. Pues eso te digo: por nada del mundo permitiría que reventaras por dejar de decirme algo, querida Julia.
EliminarSobra explicar, como bien entendiste, lo que quise decir con presentar el relato a concurso "sin éxito", pero como ya comenté más arriba, a mí me gusta participar, medirme con otros relatos, que me digan si bien o regular o mal, ¡lo digo en serio!
Me encantan las críticas, no solo a nivel de escritura sino también en el día a día. Si a alguien molesta lo que hago o digo, me gusta que me "critique"; pero eso sí, A MÍ, no a mis espaldas que es lo que a todos nos suele doler.
Dicho esto, comentarte que hiciste una lectura acertadísima. Menudo par de listos, Eva y Nando. El otro, como ya dije, una "araña" ;-)
Gracias por tus palabras. Con organizadores como tú y Francisco, sí es un gusto participar.
¡Besos gigantes, Julia!
Vaya con Rodolfo! Si es que las comunidades de vecinos dan para muchas historias y sino que se lo digan a los de la serie de televisión.
ResponderEliminarMuy buena historia con una reflexión muy interesante, lástima que no ganaras en el concurso.
Un besote
Gracias de corazón, Erika. En mi comunidad podrían rodar bastantes escenas de la serie a la que aludes ;-)
EliminarMe encanta que te parezca interesante el trasfondo del relato, era mi objetivo inicial.
Un beso, pretty.
Que un relato funcione no depende en absoluto de los premios que reciba, sino del gusto que recibe el lector cuando lo lee. Creo que tu éxito radica en la originalidad de la historia teniendo que utilizar tres palabras que no parecían encajar desde un principio nada más que en relatos referentes a la fiesta de Halloween.
ResponderEliminarHas conseguido crear algo más cotidiano, real, y casi terrorífico. ¿Pues que hay más aterrador que unos vecinos de propiedad vertical?
Besos.
Nadaaa, no hay nada más aterrador, Francisco ;-)
EliminarAlgunos sí podrían por sí solos protagonizar alguna historia de Halloween, pero yo no sé hilvanar bien historias de miedo como también comenté. No sé crear tensión, qué le vamos a hacer...
Con lo del éxito o no éxito, ya le comenté a Julia.
Sentiría que el hecho de haber usado esa expresión "sin éxito" os hubiera soliviantado, pero en el fondo me vienes a dar la razón cuando dices que el que un relato resulte premiado depende del gusto del lector, ¡y tanto! Y merecidísimo ha sido el premio de nuestra Rosa.
¡Un beso, my friend!
Hola linda. Mira Chelo ¿que yo pensaba que ibas a usar todos los nombres de los huracanes? y no es mala idea jaja saldría una historia de vecinos, ni me la imagino, con tres aparecen arañas en un buzón pues con unos cuantos ufff. Chica la historia tiene esa moraleja tan buena y es que no se puede ir de buena por la vida algunos "te pisan como a una araña" también te digo que hay arañas que tejen hilos que a ella todo le resbala, solo quedan atrapados sus enemigos o... bueno se me fue la pinza chica. Un beso
ResponderEliminar¡Que se te va a ír la pinza! Todo lo que has dicho tiene su sentido: que te pisen como a una araña y que hay telas de araña que ojito con ellas. Algo así quise decir antes cuando me refería a que hay enemigos a los que no ves venir. Son precisamente esos que tejen esas telas o los que quedan atrapados en ellas por listos (como decía Julia).
Eliminar¿Se me ha ido ahora la pinza a mí, Eme? ;-)
Un beso enorme.
Eso, eso...¡como para recomendarle un psiquiatra a Rodolfo!
ResponderEliminarDicen que la sinceridad está sobrevalorada, pero en mi opinión es necesaria, y más en ciertas situaciones que es preciso parar.
Saludos de los tuyos, Julio D ;-)
Me alegro de haberte leído el relato ya que no pude hacerlo en la comunidad. Para empezar, me he reído un montón con el cartelito que has colocado de la parejita, jajaja.
ResponderEliminarFantástica manera de narrar una secuencia de la cotidianidad con tanta naturalidad, Chelo. En las comunidades de vecinos sale a arelucir hasta lo que no quieres que sepa nadie.
Ahora bien, y lo más importante es que dejas claro algunos mensajes en los que pensar, como indicas en la última frase. Antes de juzgar asegúrate antes, menudas vibras estaba recibiendo el pobre Nando, siendo ejecutor el malévolo Rodolfo.
Encantada de leerlo y disfrutar con tu ameno relato.
Un abrazote de los grandes.
Es que, como sabes, querida Mila, muchas veces la realidad proporciona muchas "armas" a la hora de escribir (sobre todo a mí, que lo fantástico no se me da bien). Como yo le decía a mi hermano cuando terminaba las reuniones de la comunidad que presidí, cada vecino quedaba "retratado" tal cual era: el listillo, el cobarde, el prudente, el descerebrado...
EliminarComo bien dices, hay que asegurarse mucho y muy bien antes de juzgar tanto de puertas para afuera como de puertas para adentro.
Gracias por tu completísimo comentario, a mí me encanta leerte a ti, Mila.
Un abrazo fuerte.