Ayer mi sobrina Patricia, a la que suelo recoger del colegio todos los jueves por la tarde, me sugirió que por qué no nos íbamos luego al cine.
"¿Luego del cole?, pero si es jueves...",
y me replicó "¿y por qué tiene que ser todo siempre igual?"
Me dió qué pensar y, para NO variar, le dí el "okey". Ella, sabedora de ello de antemano (además es listísima, ¿será pasión de tía?), ya tenía pensadas dos películas para público infantil. Había una tercera pero, como ella me dijo con mucha gracia "Bob Esponja no, que esa es para pequeños" , la descartamos.
El dilema estaba entre "Annie" y "El libro de la vida", y como ella no se decidía me preguntaba a mí.
Sea como fuese que lo echáramos a suerte (primero eligiendo yo una de sus manitas, y la película la tenía ella en su cabeza, claro; luego eligiendo yo entre "A" ó "B", y la película se la pensaba ella también, por supuesto), de cualquier forma siempre siempre salía la de "Annie". Así que, como fue cosa del azar (¿alguna duda?), pues fue ésta la que vimos.
Y como yo la quise marear un poco sugiriéndole cosas de la otra película, ella sentenció finalmente: "tía, tranquila, no pasa nada, la otra la vemos otro día".
La película me arrancó alguna carcajada con las salidas de tono de una sensacional Cameron Díaz, en su papel de la desquiciada dueña del orfanato, ¡borda el papel!
Y como frase para enmarcar, la que dijo Annie:
"Todo el mundo insiste en decir “no” porque les da miedo decir “sí”.
La conclusión es que me lo pasé estupendamente (por la película también). Había que ver la carita de satisfacción de la niña, sonriendo abrazada a sus palomitas como quien se coge a un flotador salvavidas y cogiendo mi mano cuando salía alguna escena un poquito más triste.
Mientras veía la película pensaba que cuando tenga quince años (o más...) puede que sea yo la que le pregunte un jueves cualquiera "Patri, ¿vamos al cine?", y quizás me encuentre con que entonces ella me diga... "¿y por qué no?". Quizás no, estoy segura.
Gracias