Este año, como muchos sabéis, tengo muy abandonado el blog y siempre que dejo pasar tiempo, al final no sé cómo volver... Sin embargo, hoy me apetecía retomarlo para hablaros de mi padre y dedicarle este post.
Desde hace 21 años tenía un gran temor, un temor que no podía medir de lo enorme que era y que el 16 de octubre de 2020, hace justo dos semanas, se materializó. Este día, a las once de la mañana, mi padre falleció.
Si me remonto a esos años atrás es porque entonces, por primera vez en mi vida, vi realmente la posibilidad de quedarme algún día sin su presencia: cuando le operaron del corazón a vida o muerte.
El médico que le intervino no estuvo muy afortunado al decirle: "Le hemos regalado 15 años de vida", porque a él se le quedó grabado a fuego hasta el punto que creía que ya estaba viviendo "de prestado". Recuerdo que en aquella época mis días eran grises: no sabíamos lo que nos depararía el futuro, y yo no podía dejar de llorar.
Ahora... lo mismo, con la diferencia de que mi padre ya no está y los días pasaron a ser negros.
Mi padre ha sido, es y será mi modelo a seguir en la vida. Sé de sobra la clase de buena persona que era, pero cuando oigo palabras referidas a él, en boca de quienes lo trataron (amigos, vecinos, médicos...), me enorgullezco y me digo: "Qué papá más grande he tenido".
Jovial, enérgico, emprendedor, servicial, juicioso, leal, coherente, honesto, educado, afectuoso, decidido, un poco incrédulo, amable, práctico, espléndido hasta el infinito, aseado, resolutivo, detallista, ahorrador, impaciente, muy agradecido, trabajador infatigable, sentimental, enemigo de los chismes, justo, sentenciador, "manitas", autodidacta, ordenado, sufridor, de buen comer, puntualísimo en exceso, cómodo, autosuficiente, temperamental, goloso, franco, impetuoso, tradicional, humilde, amante de la naturaleza y de los animales, pero sobre todo y por encima de todo, amante de su familia, amigo de sus amigos y valiente, muy valiente, como dijo mi hermana Isabel al finalizar los actos fúnebres y agradecer la presencia de todos los que nos mostraron sus condolencias al venir a despedirse de él. Fueron muchos, por lo que -en los tiempos que corren-, las palabras se quedan cortas.
Hablando de palabras, hay muchas que ÉL decía y que ahora intentamos recopilar. Con algunas sonrío, como cuando me llamaba "moza" siempre que servía la mesa. Con otras lloro, como cuando a diario, al salir de casa, me decía: "Ves en cuidao".
Llenaba mucho, siempre aportando, siempre opinando y, sobre todo, no dejando a nadie indiferente. Discutíamos también, la verdad es que por nimiedades, y puedo asegurar que en el cien por cien de las ocasiones me llamaba rápidamente por teléfono para disculparse, y en el cien por cien de las veces yo hacía como si no hubiera pasado nada.
Y sí, ha sido muy valiente, porque nada ni nadie le ha impedido -tanto antes como después de la operación-, vivir la vida de forma plena, la vida que eligió formando una hermosa familia -en la que ahora me sostengo-, junto a sus animales de compañía (los perritos bretones White y Dark, y sus adorados canarios).
Por cierto, que sepas, papá, que tu hijo Vicente se los ha regalado todos a tu amigo Miguel. Bueno, todos menos uno amarillo -tu color favorito-, que me he quedado yo, y al que tus nietos mellizos, Manel y Miquel, han bautizado "Verdi". No está mal el nombre, "entona" bien...
Has tratado a la mamá mejor que a una reina y los dos habéis hecho que mis hermanos y yo creciéramos entre algodones -lo he dicho infinidad de veces-. Recuerdo que premiabas nuestras notas del colegio llevándonos a la librería "Juancho" a comprar cuentos y que satisfacías todos nuestros típicos caprichos de niños. De jóvenes, nos esperabas despierto en el sillón las noches que salíamos de fiesta, y hasta nos buscaste un piso en Valencia para que fuéramos a la universidad a fin de estudiar las carreras que tú no habías podido cursar porque tus padres -nuestros abuelos- eran panaderos y pobres. Eran más buenos que el pan que hacían pues, en tiempos de postguerra, lo fiaban y nunca llegaban a cobrar. Y tú saliste a ellos. Si hasta quisiste acompañarnos en nuestros primeros días de trabajo, no fuese que nos perdiéramos...
Decía antes que fuiste autodidacta porque, sin haber ido al colegio -ya que les ayudabas a ellos en el horno-, aprendiste solo a leer y escribir, y así fue como llegaste donde llegaste. Hasta el final de tus días, con la edad que tenías, manejaste el ordenador en tu despacho de casa -del que mis hermanos me han hecho "legataria"-, donde guardabas tus fabulosas colecciones de billetes, monedas y sellos, y donde llevabas todas las cuentas, además de tus particulares hojas Excel con los datos de los canarios. Digo ordenador como también digo tu tablet, donde nos pedías que te "arregláramos" cosas. La mamá siempre me decía por lo bajo: "No hay nada peor que querer y no saber"... Pero tú querías, aprendías y sabías. Y eso hizo posible que, durante mi viaje a Japón -el pasado año-, intercambiáramos mensajitos, cosa que te parecía "bruixería".
Eras un padrazo. Menudos viajes en familia hicimos, donde dejabas claro antes de salir: “Está tot pagat”, y siempre a lo grande. Te hacía tan feliz vernos felices a todos...
Al hacerte mayor nos tocaba a nosotros cuidarte, y yo lo hice tanto como pude y dejaste -también digo que no fue fácil que nos lo permitieras-. Te daba besos a diario y cuando te decía que estos curaban, me contestabas: “Ojalá, àngel”.
Si algo guardo en mi corazón, como un tesoro secreto, son las profundas conversaciones que manteníamos en tus esporádicas estancias en el hospital, donde te hacían una "puesta a punto". Pero en tu último ingreso hospitalario, hace poco más de un mes, pude comprobar lo frágil que te habías vuelto y se apoderó de mí una inmensa sensación de ternura, por ti y tus cosas. Más aún, de preocupación, pues no saliste tan reforzado como otras veces.
Llegamos a celebrar mi cumpleaños el día 5, con mucha alegría, y dijiste eso que tanto repetías cuando estábamos todos juntos: "Xa, quina festa!". Jamás pensé que iba a ser el último contigo.
Nos querías tanto que quisiste evitar que sufriéramos viéndote partir -como te pasó a ti con tus padres y tu querido hermano-, pero no lo conseguiste. Lúcido como eras y como estabas hasta tu último latido, sabes que estuvimos a tu lado.
Te he de decir que dos días antes de que esto sucediera, yo sufrí una desazón indescriptible que alguien después me ha dicho que igual era por la conexión que teníamos. No sabría explicarlo: no es que tuviera el presentimiento de que tu final estuviera tan cerca, ni muchísimo menos; era una sensación extraña, la misma que tuve esa última mañana en que la mamá me llamó para decirme que no te encontrabas bien. Me dejé el trabajo y cuando llegué a casa ya estaban allí mis hermanos. Entré en tu habitación pero tú solo querías dormir, te tomé de la mano y te dije que también íbamos a salir de esa.
Cuando llegó la médico de urgencias a la que avisé, creía -ingenua y sinceramente lo digo- que venía a “sacarnos de esa". Lo cierto es que poco margen de maniobra le dejamos al estar todos abrazados a ti. Como primogénita tuya, saqué la fortaleza que en el día a día no tengo y cogí el timón, te dije que te queríamos y que eras el mejor padre del mundo. Llegaste a asentir con los ojos. Sin embargo, cuando escuché que la doctora (que intentaba encontrarte el pulso), dijo: "Creo que Vicente se nos ha ido"... algo en mi interior se rompió, y a partir de ahí ya no pude distinguir de quién eran las lágrimas que había en tu rostro, si tuyas o mías.
Siempre pensé que no sabría vivir sin ti pero lo que realmente no sé es cómo integrar tu ausencia en mi día a día. Nos has dado una lección magistral, no solo de vida sino también de muerte.
Te quiero hasta el infinito. Descansa en paz, papá.
No puedo mi comentar, estoy en un moemnto aún duro y leer esto, uffff.
ResponderEliminarPerdí a mi madre de repente(joven) hace 8 meses, la encontré yo y fue horrible. Luego se fue su gato, de pena, y luego mi suegro en pleno confinamiento...y ahora me tienes llorando con tu entrada.
Si necesitas hablar tienes mi email en el blog, arriba a la derecha. Te aseguro que te entenderé, a mí me ayudó hablar con gente externa a mi vida diaria.
Yo conté lo que había pasado en una entrada pero la quité por miedo a que la viese mi hermana, quelo está llevando muy mal y no quiero aumentar su dolor, pero escribir esto ayuda, sé qu ea ti esta entrada, aunque te duela, te alivia en cierto modo.
Lo siento mucho, pero mucho. Ahora os toca proteger a vuestra madre, ahora os necesita.
Un abrazo enorme.
Gema, cuánto siento lo de tu madre. También todo lo que te ha sucedido. La verdad es que sabes bien cómo duele perder a quienes te dieron la vida.
EliminarEscribir, ayuda, sí. Y que te lean, y que te escuchen, y que te cuenten y, sobre todo, que te demuestren afecto.
Gracias por ofrecerme tu mail, no descarto escribirte cuando tenga un ratito.
Un abrazo fuerte, Gema.
Gema, Guapísima, no tenía ni idea, de que estabas pasando por todo eso.
EliminarSiento mucho tu dolor, no llego ni a imaginar lo que has sentido. Lo siento mucho.
He querido buscar tu mail en tu blog, pero no lo he encontrado.
El dolor al perder a alguien tan cercano no se puede expresar fácilmente pero sacarlo fuera ayuda bastante, lo siento de corazón y te mando un abrazo enorme y todo mi cariño.
ResponderEliminarMuchas gracias, Sunika. De la misma manera que yo le decía a mi padre que los besos curan, puedo decir que el cariño también. Yo, al menos, así lo siento.
EliminarUn abrazo
Lo siento en el alma, Chelo. Imagino el dolor por el que estarás pasando y lo duro que habrá sido hacer esta entrada. Muchos besos, amiga
ResponderEliminarMuchas gracias, Marina, por tus palabras. Ha sido duro porque escribí a golpe de corazón, pero también necesitaba hablar de lo maravilloso que era. Sé que le hubiera gustado y hasta se hubiera quitado mérito.
EliminarUn abrazo
Tengo difícil el llanto, pero lo has conseguido. Me has traído a mi padre a la cabeza. A él también lo operaron de corazón a vida o muerte en noviembre 2003 y le regalaron casi 25 años de vida, hasta junio de 2018. Ya habíamos hablado de ellos y comparado sus cosas: su salud, su bondad, su generosidad.
ResponderEliminarSe sale adelante, se aprende a vivir sin ellos. Lo que más me duele a mí es no haber llegado a verle y despedirme. Llegué a León pensando en pasar con él unos días y había muerto antes de que yo saliera de Santander. La noche antes, curiosamente, hablé con él por teléfono, y digo curiosamente porque los dos odiamos el teléfono y nunca se ponía, pero ese día mi madre me lo pasó. Casi no tenía fuerza para hablar y me dijo "de esta no salgo".
Un beso enorme, Chelo. Afortunadamente la familia es el mejor apoyo y la tuya es grande y hay mucho amor.
Ay, Rosa, cuánto siento que hayas rememorado esos momentos tan difíciles con tu padre. Sí, habíamos hablado de ellos y de esas similitudes que mencionas.
EliminarEntiendo que te duela no haberte despedido. Piensa siempre que te lo impidió la distancia física, no la emocional.
Yo ese momento final es algo que llevo y llevaré siempre muy adentro y que, dentro de lo doloroso del trance, agradezco.
Y así es, ahora solo busco refugio en mi familia; es donde puedo ser "más yo" sin que a nadie incomode mi silencio si no tengo ganas de hablar, ni mis lágrimas si me da por llorar. Ello no quita que me sienta arropada por mis amigos y lo valore mucho.
Un beso, amiga. Y gracias por tu comentario.
Tengo que decir que me he emocionado!. Estoy segura Consuelo de que tú tienes mucho de él.
ResponderEliminarY como nos enseñó Antthony Hopkins ( estoy segura de que la peli te encantó), en Tierras de Penumbra: " ¿ Porque el amor cuando se pierde duele tanto? Yo ya no tengo respuesta, sólo que EL DOLOR DE AHORA, ES PARTE DE LA FELICIDAD DE ENTONCES"
Creo q cuando una persona se va , nuestro dolor es la mejor señal de lo que en vida nos aporó.
Un abrazo, Consuelo
En primer lugar, gràcies, Pilar, per les teues paraules. Con parecerme una milésima parte a mi padre, ya me sentiría halagada.
EliminarDado que no eres de prodigarte mucho por estos medios, te agradezco en especial la rapidez con que viniste a dejarme un comentario tras decirte que me había sentido aliviada al escribir sobre él y proclamar a los cuatro vientos en este espacio mío y solo mío, lo que he resumido de una vida cuyo balance (-siempre que estaba ingresado me lo decía-) era literalmente: "positivo a más no poder".
Intentaba recordar si cuando a mi padre le operaron ya trabajábamos juntas en los Juzgados, y creo que no, que llegaste el año siguiente.
Por lo demás, me encanta la frase que me indicas de esa película, y es que hay veces que algunas dudas trascendentales que nos formulamos se resuelven a la luz de un diálogo de una película o, simplemente, prestando atención a lo que nos dicen quienes nos quieren.
La grabo en mi corazón, así como también lo que me dijiste de que no conocemos el mundo sin su presencia. Hoy me lo ha recordado algo que leí: "¿Puedes imaginar un mundo sin cielo? Por supuesto que no. Siempre ha estado ahí".
Un fuerte abrazo
En estos momentos sólo debo mandarte un fuerte abrazo y mi sentimiento ante tu pérdida.
ResponderEliminarGracias por tus letras y tu abrazo, Tracy.
EliminarOtro para ti.
¡Ay, Chelo! Un beso grande, grande.
ResponderEliminarGracias, Marta.
EliminarUn abrazo
Que decirte en estas horas tan oscuras que te mitigue el dolor. Es imposible el consuelo con palabras. Los abrazos de las personas queridas alivian mucho, de veras, pero estando lejos y con este maldito virus que nos estropeó la vida y las demostraciones de cariño, más difícil aún.
ResponderEliminarPerder a los padres es una de la experiencias más dolorosas, pues siempre nos apoyamos en ellos aunque sean mayores, son amparo y protección para nosotros y nuestra mayor referencia en la vida.
Hay una frase que es la única certeza que tenemos en la vida y es: "Esto también pasará" aunque lo que perdurará por siempre serán los recuerdos más bonitos que tengas sobre tu progenitor que aportó tanto a tu manera de ser, de sentir y de pensar. Y también sus palabras, esas que nos cuentas que te han dejado huella, pues eran palabras dichas solo para ti.
Considérame cerca de tu corazón aunque lejos de tu presencia. Que tu nombre propio sea alivio en unos meses que serán duros. A él, seguro, le gustaría verte sonreír, pues descansa en paz.
Un abrazo apretado querida amiga.
Gracias, Javier, por tu cálido comentario. Y tanto que alivian los abrazos... En días como el de hoy, así tan gris, llevo realmente mal no poder darlos ni que me los den. Hasta me vuelvo a preguntar si realmente ha sucedido esto que, para mí, es tan penoso.
EliminarNo me equivocaría si digo que para las personas con hijos, perderlos sería la peor experiencia de su vida.
En mi caso lo es que se haya ido mi padre, quien tanto me enseñó, tanto hizo por mí y a quien tanto yo quería.
Le veía todos los días, desde siempre (salvo cuando me iba de viaje a algún sitio) y, quizás por eso, me resulta difícil entender que de un rato para otro una persona deje de estar en este mundo.
Hoy me decían (con la mejor de las intenciones, estoy segura): "Piensa que es peor lo que le pasa a..." y la verdad es que me ha resultado molesto. Era "MI" padre. Y es "Mi" dolor.
Un fuerte abrazo, amigo.
Es un precioso homenaje a tu padre y te entiendo tan bien, hace como sabes cuatro años que perdí al mio, y entiendo perfectamente tu dolor.
ResponderEliminarPero quédate sobre todo con dos cosas que harán que tu dolor sea menos dolor, primero su valentía y después sus ganas de vivir, de modo que eso tiene que ser un estimulo para que tu pena sea menos pena.
Nos queda siempre el recuerdo de los momentos maravillosos que hemos vivido junto a ellos, yo tengo tantos, sobre todo por ejemplo cuando veo capellanes que le encantaban o cuando tomo granizado de limón del Mercadona que lo descubrí por él o cuando me hago un vermuth y me acuerdo como me preparaba a mí uno, en fin son tan innumerables recuerdos, por eso ten la certeza de que se ha ido físicamente pero va a quedarse por siempre en tu corazón y allá donde este, un sitio bueno seguro, por ser como era, por lo que has descrito, os protegerá y guiara, estoy segura.
Un beso enorme.
Recuerdo perfectamente cuando falleció tu padre, Tere.
EliminarEse es el momento que siempre entendía como trágico en las demás personas y que no quería que me llegara. Y dices que ya hace cuatro años, cómo pasa el tiempo...
Como lo tengo tan reciente, es a cada segundo que me asaltan los recuerdos y me entristece sobremanera que sean solo eso, recuerdos.
Un abrazo y muchas gracias por tus palabras, Tere.
Es molt bonico. Li haguera encantat molt.
ResponderEliminarEres una gran filla i una gran germana.
Te volem tant com tu a ell. No ho dubtes mai.......❤️
Isabel
❤️
EliminarPreciós Teta.
ResponderEliminarVicente
❤️
EliminarVaya entrada más emotiva, qué bonitas palabras de una hija hacia su padre. Hay tantas verdades en lo que has escrito, me he sentido tan identificada en tus palabras, en los sentimientos...Yo perdí a mi papa muy jovencita, en plena adolescencia, pero hace poco nos dejó mi abuela, tan imponente y tan importante su presencia en mi vida. Me ha gustado mucho leerte Chelo, mucho.
ResponderEliminarTe mando un fuerte abrazo.
Muchas gracias por tus palabras, Mer. Sabes bien de qué hablo, como muchos de los amigos que han escrito.
EliminarDicen que no hay dos personas que lleven de la misma forma el duelo, depende de tantas cosas... En tu caso la edad debió ser un factor importante. En el mío, como en el caso de muchos, el "apego" que le tenía.
Siento lo de tu abuela y entiendo lo que dices. Fíjate, la mía (-la madre de mi madre-) tiene 97 años y sigue con la cabeza muy bien amueblada. La pobre lleva también bastante mal la pérdida de mi padre. Ya puedes imaginar las cosas que se plantea.
Otro fuerte abrazo para ti, Mer.
Hola Chelo, me ha emocionado mucho el homenaje a tu padre, yo tuve la desdicha de perder al mío cuando tenía 15 años así que no lo pude disfrutar mucho pero su recuerdo siempre va conmigo.
ResponderEliminarBesos.
Hola, Conchi. Te pasó como a Mer, lo siento...
EliminarCreo que es algo que, hasta que no se vive, no se entiende la verdadera dimensión de lo que supone.
Mi madre dice mucho: "Nadie escarmienta en cabeza ajena". Con el dolor por el fallecimiento de un ser querido, pasa algo parecido.
Un abrazo y gracias por tu comentario.
Me has emocionado hasta las lágrimas con este homenaje de despedida a tu querido y entrañable padre. Te doy mis más sentidas condolencias y abrazo con todo mi cariño. Sé que los seres que han partido permanecen vivos en nuestros corazones e iluminan nuestro camino desde el Más Allá. RIP et lux, Vicente.
ResponderEliminarMyriam, hoy me levanté con un nudo en la garganta. Un nudo que me ahogaba y que me impedía llorar. Lo has logrado deshacer con tu comentario.
EliminarGracias de todo corazón por tus hermosísimas palabras.
Un fuerte abrazo.
Chelo, Antes de nada, siento mucho lo que te ha pasado.
ResponderEliminarMe ha parecido un post precioso en homenaje a tu padre. Se nota que está hecho desde el amor y el sentimiento.
Espero que encuentres el empuje que necesitas para seguir adelante y que solo te quede una sonrisa en los labios cuando lo recuerdes a él.
Un beso
https://similocuramedeja.blogspot.com/
Gracias, Zhura. Ojalá sea como dices y llegue ese momento en que solo me vengan a la cabeza los momentos felices. Aún son muy intensos los últimos vividos, los más trágicos.
EliminarEl tiempo lo hará posible.
Un abrazo
Vengo por aquí un poco tarde, pero yo tampoco estoy mucho por los blogs últimamente.
ResponderEliminarPrecioso homenaje el que le haces a tu padre. Un abrazo
Muchas gracias, Chelo. Hoy, justo, hace un mes.
EliminarUn abrazo
Hola, mi estimada Chelo.
ResponderEliminarYo tampoco he entrado en el blog últimamente, por lo que siento no haber visto tu publicación hasta ahora.
Mi más sinceras condolencias, por esa pérdida que aunque pasen años, nunca recuperamos. Una parte de nosotros digo, que se la lleva el ser amado y otra de ella queda en nosotros, en el corazón y alma, con todo el amor que nos trasmitimos. Un homenaje precioso, lleno de amor y una sensibilidad exquisita. Este escrito también quedará como un recuerdo inolvidable.
Sabes, entiendo tu dolor muy bien, y te felicito porque has sabido plasmar sentimientos y emociones en este escrito de amor. Mi mamá también nos dejó el 30 de agosto y aún no me han salido palabras para escribir sobre ella, eso sí, le hablo a menudo y ella sabe que aún está conmigo y viceversa. Eso quiero creer.
Volveremos a encauzar la vida, Chelo ahora ellos velan por nuestro bienestar desde un lugar de paz, amor...
Un fuerte abrazo de luz, que te acaricie por entero.
Anoche leyendo tu comentario me emocioné. Muchísimas gracias por tus palabras, querida amiga.
EliminarSiento mucho que hayas perdido a tu mamá, de verdad que se me encogió aún más el corazón cuando te leí, pero ojalá sea como dices: que las personas que nos dejan siguen estando ahí.
Te confieso que me esfuerzo por creerlo, deseo sentirlo, pero me cuesta. Quizás porque aún sigo hecha trizas.
Pienso que el amor que nos unía a esos seres que ya no están, sí que es algo que no desaparece aunque no lo veamos ni los veamos con los ojos.
Te mando todo mi afecto en un fuerte abrazo que te reconforte, Mila. Gracias por haber venido.
Queridísima Chelo:
ResponderEliminarAcabo de aterrizar en esta tu última entrada del blog. Sabía por el wasap que tu padre había fallecido pero no había leído esta entrada tuya. Me ha emocionado mucho, amiga. Me has hecho emocionar pues transmites el inmenso amor que le tenías a tu padre y la buena persona que él era. Has abierto tu intimidad y has mostrado la ternura de vuestra relación familiar. Pocas veces, Chelo, un escrito logra emocionarme como este tuyo ha conseguido.
Desde aquí y esperando que ya el dolor de la pérdida se haya asentado en ti te doy mi más sentido pésame de nuevo.
Un beso muy fuerte
Muchas gracias por tu sentido comentario, Juan Carlos. Aquí en el blog dediqué posts a personas que ya nos dejaron. Cómo no iba a hacerlo con mi padre... Es más, lo necesitaba. Quería que los amigos que me leyesen supiesen cómo era.
EliminarUn feo viernes más, pues así se volvieron "mis" viernes desde hace siete semanas. Además, llueve.
Con el paso de las mismas mi dolor se volvió más profundo. Tengo claro que es una senda nueva para mí que he de recorrer, en verdad, sola (emocionalmente me acompañáis muchas personas). Digo esto porque no sé muy bien por dónde piso: a veces tropiezo, a veces vuelvo atrás, a veces no sé seguir. Es tan abrupta...
Te mando un fuerte abrazo, amigo mío.
Un triste pero muy emotivo poema. Tu padre sonreirá contento desde donde esté. Nunca es el momento para verles partir,
ResponderEliminarUn abrazo
Tú lo has dicho, Julia: nunca es el momento.
EliminarMuchas gracias por tu comentario, que pases una feliz Navidad.
Un abrazo
Mucha Paz y Salud para todo el mundo! !!beso grande 🌲💕
ResponderEliminarMuchas gracias, lo mismo os deseo.
EliminarUm abrazo
Hola! No sabía que habías vuelto a escribir en tu blog y cuando ayer en esa fantástica tarde que pasamos dijiste que no había leído la última reseña que escribiste me imagine que estaría dedicada a tu papi. Estoy segura que le hubiera encantado todo lo que escribiste sobre él y se habría emocionado mucho por tu maravillosa manera de escribir y tu sensibilidad. Hemos hablado mucho sobre la suerte que hemos tenido ambas de poder compartir con nuestros papis esos años después de una operación de corazón, la de mio fue justo por las fechas que iba a nacer mi sobrino. Me he emocionado mucho. Es una suerte que seamos amigas. Besos mil����
ResponderEliminarQuerida amiga, cuando ayer leí tu comentario sentí la misma emoción que cuando os vi la tarde de la que hablas (con la diferencia de que esa tarde me pude contener más que ayer al ver tu comentario).
EliminarSí, tenemos mucho hablado (y lo que nos queda...). Por eso mismo, me atreví un día a deciros que nunca se sabe qué abrazo o qué besos van a ser los últimos.
Hemos necesitado de nuestros padres muchos años y ahora son ellos los que nos necesitan o han necesitado de nosotros.
Y no hace falta que te diga más al respecto, que bien lo sabes tú, tanto por tu trabajo como por lo buena hija que me consta que eres.
Agradezco infinitamente lo que has escrito, y yo también me considero afortunada por nuestra amistad.
Un abrazo, Viajera.
chelo no havia llegit aquesta entrada teva i em sap molt greu no haver estat més atenta al blog. Disculpa'm per no haver estat pel blog al teu costat.
ResponderEliminarhe plorat al llegir-te amiga, la teva por i la teva perdua i només et puc dir que la grandesa del teu pare, l'amor i l'estimació està en tu i en la preciosa familia que va crear. No hi ha paraules més boniques que les que li has dedicat perquè estan escrites amb amor, un amor del que es construeix en el dia a dia al llarg del temps, es nota en cada lletra.
I no hi ha paraules per fer més lleu aquesta gran pèrdua.
Un abraçada enorme
No patixques de res, Conxita. M'he sentit acompanyada per tú en tot moment, o acàs creus que ixos whats preguntant-me com anava o dient-me que t'enrecordaves de mi -i la meua família- no conten i m'han reconfortat?
EliminarÉs molt bonic el que ara m'has escrit, moltissimes gràcies.
I sí, crec que la intensitat del dolor per la perdua d'una persona, té molt a veure amb l'amor que li dones i rebs.
Un altre abraç fort per a tu ♥