Se trata de la segunda obra de María Dueñas, nacida en Puertollano (Ciudad Real) en 1964.
Es Doctora en Filología Inglesa y profesora titular en la Universidad de Murcia, actualmente en excedencia.
A lo largo de su carrera profesional ha impartido docencia en universidades norteamericanas y participado en múltiples proyectos educativos, culturales y editoriales.
Su primera novela, "El tiempo entre costuras", de la que se han realizado 38 ediciones, ha superado el millón de ejemplares vendidos y sus derechos han sido cedidos para traducciones a 27 países.
Este libro me gustó muchísimo a pesar de ser, en mi humilde opinión, menos real que "Misión Olvido".
Precisamente fue en Valencia, en octubre de 2012 donde presentó ésta, su segunda novela.
A pesar del título, la escritora dijo en ese momento que "el olvido no sirve de nada, el olvido por el olvido no lleva a ningún sitio. Las cosas hay que dejarlas convenientemente cerradas y bien cosidas para evitar que aparezcan los fantasmas del pasado".
He leído que quiso garantizar en esa presentación que en ningún momento "Misión Olvido" formó parte de su vida personal, declarando: "Me encuentro en otro tipo de misión; misión futuro, ésta es una etapa muy bonita donde acompaño a mi libro y escucho la opinión de los lectores. Prefiero no olvidar, al revés, vivir la promoción con toda su intensidad".
"A veces la vida se nos cae a los pies con el peso y el frío de una bola de plomo".
Es Doctora en Filología Inglesa y profesora titular en la Universidad de Murcia, actualmente en excedencia.
A lo largo de su carrera profesional ha impartido docencia en universidades norteamericanas y participado en múltiples proyectos educativos, culturales y editoriales.
María Dueñas |
Su primera novela, "El tiempo entre costuras", de la que se han realizado 38 ediciones, ha superado el millón de ejemplares vendidos y sus derechos han sido cedidos para traducciones a 27 países.
Este libro me gustó muchísimo a pesar de ser, en mi humilde opinión, menos real que "Misión Olvido".
Precisamente fue en Valencia, en octubre de 2012 donde presentó ésta, su segunda novela.
A pesar del título, la escritora dijo en ese momento que "el olvido no sirve de nada, el olvido por el olvido no lleva a ningún sitio. Las cosas hay que dejarlas convenientemente cerradas y bien cosidas para evitar que aparezcan los fantasmas del pasado".
He leído que quiso garantizar en esa presentación que en ningún momento "Misión Olvido" formó parte de su vida personal, declarando: "Me encuentro en otro tipo de misión; misión futuro, ésta es una etapa muy bonita donde acompaño a mi libro y escucho la opinión de los lectores. Prefiero no olvidar, al revés, vivir la promoción con toda su intensidad".
**************************************
"A veces la vida se nos cae a los pies con el peso y el frío de una bola de plomo".
Y así es cómo empieza esta novela de 512 páginas, ambientada en los años cincuenta de España.
Blanca Perea es una profesora que emprende un viaje que, en realidad, es más bien una huída precipitada de su hogar al quedar truncada su vida cuando su marido la abandona por una chica más joven a la que deja embarazada (-no descubro nada, esto se sabe ya en las primeras páginas del libro-).
Ella, con dos hijos ya veinteañeros, se marchará a la Universidad de Santa Cecilia, en California, donde se centra en un proyecto que muchos están intentando parar: que se construya en un paraje natural un centro comercial. A la vez, será la encargada de estudiar los escritos de Andrés Fontana, un profesor español muerto hace años en un accidente, porque "el simple hecho de poder constatar que aquello había sido terreno misional, sometería a la zona a un especial tratamiento legal".
Conocerá a quién la seleccionó para esa misión otorgándole la beca: el carismático Daniel Carter, una de las figuras con más solvencia intelectual allí; a su director, Luis Zárate, con el que Carter parece tener sus más y sus menos (muy interesantes); a su compañera de departamento Rebecca Cullen, a la que considera persona con muy buen fondo, generosa, compasiva y honesta; a la perturbada, retorcida y provocadora anciana Darla Stern; y, por último, a su hija Fanny, "con mente siempre a pasito de caracol".
Todos ellos son personajes muy bien perfilados con la impecable prosa de María Dueñas, sin excesos ni florituras.
En la novela se hacen también alusiones a todos aquellos emigrantes que forjaron la región y a los franciscanos que fundaron las misiones. Hasta se habla del escritor español Ramón J. Sender (que fue estudiado por Carter, a instancias precisamente del profesor Fontana).
Está narrada en primera persona por Blanca, absoluta protagonista de la historia.
Ya sabéis que suelo contar poco del argumento, por lo que tan solo añadiré que me resultó un poco lenta al principio con toda la organización del legado de Fontana (-dejando ver los entresijos de una universidad, lo cual sí me resultó interesante porque me hizo evocar mis tiempos de universitaria-), pero adquiere un ritmo apasionante cuando se entrecruzan los personajes de Carter, Zárate, Cullen y la señora Darla.
En cuanto al nombre de la novela, en un principio pensé que se titulaba así porque es lo que Blanca emprende respecto a su vida personal: la imprescindible misión de olvidar.
Ya sabéis que suelo contar poco del argumento, por lo que tan solo añadiré que me resultó un poco lenta al principio con toda la organización del legado de Fontana (-dejando ver los entresijos de una universidad, lo cual sí me resultó interesante porque me hizo evocar mis tiempos de universitaria-), pero adquiere un ritmo apasionante cuando se entrecruzan los personajes de Carter, Zárate, Cullen y la señora Darla.
En cuanto al nombre de la novela, en un principio pensé que se titulaba así porque es lo que Blanca emprende respecto a su vida personal: la imprescindible misión de olvidar.
Pero una vez metida de lleno en la trama se llega a saber que una de las presuntas misiones fundadas por los franciscanos en aquellos terrenos de los que antes hablaba (-para evangelizar a la población-) tuvo ese nombre, misión Olvido (de Nuestra Señora del Olvido), por lo que pudiera entenderse que el título de la novela tiene ese doble sentido.
Rescato algunas frases, como siempre, que me llamaron la atención (-son muchas y os libero de leerlas. Yo las transcribo para que queden reflejadas en mi blog y no queden simplemente subrayadas en mi libro-):
- "El tiempo había separado nuestros caminos y quizá el músculo de la cercanía había perdido vigor".
- "Intentaba encontrar una mota de coherencia en medio de la confusión (...) con la boca y manos limpias, el estomágo vacío, la mente en orden y el corazón seco".
- "Traducciones sobre la mesa de la cocina aliñadas con más imaginación que rigor".
- "Le habló de trigonometría, declinaciones y empeño; de poetas, fórmulas químicas y tesón. De ecuaciones y sintaxis, de entereza".
- "Quizás no estaba tan sola como creía. Quizá la solución pasaba por llenar mi vida con otros afectos en vez de seguir lamentando los perdidos".
- "Embaló los sentimientos junto con las emociones y los almacenó en la trastienda del pensamiento".
- "Es sano desatascar las cañerías de la memoria y terminar de hacer las paces con todo lo que quedó atrás".
- "Le pareció que durante la mitad de la mitad de un segundo, sus dedos llegaron a rozarse".
- "Tal vez por ese cable de auxilio que la lucidez nos echa de tanto en tanto cuando estamos al borde del precipicio".
- "Dicen que la compasión es un síntoma de madurez emocional, no es una obligación moral ni un sentimiento que nazca de la reflexión. Simplemente es algo que, cuando llega, llega".
- "Lo efímero de la felicidad, la simpleza brutal con que los zarpazos del destino son capaces de llevarse por delante lo que creemos duradero e ilusamente establecido".
- "A duras penas ató cortas las ganas de besarla".
- "Continuó desoyendo a sus escrúpulos. Ya tendría tiempo de hacer las paces con ellos".
- "Eran una raya en el agua. A nadie le interesaban".
- "Esa erosión emocional de la que creía estar ya recuperándome y a la que había regresado de golpe sin haber tenido siquiera tiempo para abrir un paraguas o ponerme a cubierto del temporal".
- "Me acurruqué junto a él para hacerle compañía mientras cada uno ajustaba cuentas con sus propios demonios".
- "Sobre la habitación se extendió una lámina de silencio denso, hasta que Luis la rajó".
- "El reparto de talentos siempre fue arbitrario, a nadie le dieron a elegir".
Acabo con ésta que consta en el prólogo de la novela y que comparto:
"Una novela luminosa, un tributo a las segundas oportunidades, la reconciliación y la reconstrucción".
Tal y como le dijo Daniel Carter a Blanca:
"Al final te vuelves a abrir a la vida, avanzas, progresas".
Y como acaba diciendo la autora en sus agradecimientos, en la última línea del libro:
"Lo mejor de la vida,
muchas veces,
todavía está por llegar".